Otro ejemplo de reestructuración formalizada y replicable es la elaborada para aquellas personas que son incapaces de gestionar los accesos de rabia descontrolada, los actuales Orlando furioso, literalmente nublados por la rabia, que con su comportamiento agresivo e irracional terminan siempre por obtener injusticias, incluso cuando tenían razón.
Después de haber escuchado atentamente el relato de las explosiones de rabia, se argumenta:
Seguramente usted tiene, la mayoría de las veces, todas las razones para irritarse o sentirse ofendido. Pero como Orlando, que con razón estaba furioso, nublado por la rabia, blande su Durendal destruyendo todo lo que encuentra para desahogar su justificada furia, hasta perder completamente la cabeza.
Haciéndolo así, cada vez pasa de la razón al mal y a la culpa por haber hecho cosas con irracional agresividad. Sé que diciéndole esto le provoco rabia, pero es una rabia terapéutica que debo evocar en usted.
Piense en cuánto disfrutan aquellos que le han hecho algo malo viendo como se daña y termina por convertirse en culpable con sus reacciones fuera de control: usted les hace un gran regalo, se sacrifica por ellos con sus explosiones de rabia.
Pocas cosas dan más satisfacción al enemigo que ver cómo cedemos a sus provocaciones perdiendo los estribos…
Mientras que si los miramos a los ojos y les decimos con una sonrisa sardónica: “¡Gracias! Así me ayudas a ser mejor…más capaz de resistir a las provocaciones… ” les obligamos a tragarse el veneno que han tratado de lanzarnos.
Como enseña el antiguo arte de la estratagema, ¡se debe matar a la serpiente con su propio veneno! La rabia es un veneno que bebemos cotidianamente, que nos intoxica y no nos permite vivir ni las cosas buenas que podríamos disfrutar. Deberíamos enfadarnos por dar este regalo al que nos provoca y nos hace mal…a quien nos traiciona…
La rabia es un gran recurso si aprendemos a orientarla en la dirección justa. Imagina qué placer ver la expresión de sorpresa y abatimiento del que nos detesta y odia y decimos: ¡gracias por lo que haces! ¡Me haces mejor!
Matar a la serpiente con su propio veneno
Normalmente, hasta el más furibundo de los pacientes se persuade, cambia su actitud y gradualmente aprende a gestionar las reacciones de rabia descontrolada. Lo más curioso es que a menudo, cuando se cambia la actitud hacia los demás, las provocaciones, el daño y las ofensas de los demás se reducen drásticamente.
Por lo demás, como afirmaba Gandhi:
Sé tú el cambio que querrías ver en el mundo