También los religiosos padecen con frecuencia obsesiones, manías y compulsiones. Esto no supone descalificar sus virtudes, sino confirmar su vocación y su sacrificio, precisamente porque se someten a renuncias y actividades que a veces asumen aspectos patológicos. Por esto no debe sorprendernos que también los religiosos puedan tener necesidad de una psicoterapia.
Un humilde y devoto párroco de un pueblecito del sur de Italia solicita mi intervención a causa de una serie de ritos propiciatorios que se siente impulsado a hacer a lo largo del día, como repetir compulsivamente el rosario por la mañana por temor a que suceda algo malo a él y sus seres queridos. Precisamente debido a este conflicto interior, le planteo una pregunta crucial:
Diálogo estratégico y reestructuración
-Cuando por la mañana repites el rosario, ¿estás haciendo una cosa que honra a tu dios, de quien eres servidor, o en realidad lo estás utilizando para tus objetivos patológicos?
-Lo estoy utilizando- responde el cura, como atravesado por una espada al rojo vivo.
-¿Y el intento de tranquilizar tu fobia a que suceda algo malo es una oración o un acto egoísta?
-Es un acto culpable de puro egoísmo- insiste. Repito el rosario para tranquilizarme respecto a ciertos pensamientos amenazadores que he tenido y para que no me suceda nada malo en todo el día.
-¿Entonces rezando el rosario compulsivamente honras a Dios o lo ofendes?
El religioso responde bajando la mirada.
-Le ofendo, porque lo utilizo para mis objetivos personales.
Aprovecho la ocasión y le sugiero:
-Si rezas a Dios para obtener un beneficio deshonras tu función de párroco y cometes un pecado grave…precisamente tú que estás llamado a dar testimonio de la buena oración. Cuando lo hagas los próximos días, piensa que estás ofendiendo a tu Dios en vez de honrarlo (…) Piensa que son falsas oraciones basadas en el deseo de obtener un beneficio personal…(…)
El miedo a ofender a Dios para el TOC religioso
Se trata de una maniobra de reestructuración, realizada a través de las preguntas que orientan hacia la adopción de puntos de vista no considerados o descubiertos aún, que crean una realidad nueva y terapéutica. En este caso, el miedo terapéutico a ofender a Dios, a cuyo servicio me he dedicado como opción de vida, se impondrá sobre el miedo patológico que me obliga a rituales compulsivos.
En nuestro segundo encuentro, el religioso declara que ha suprimido los ritos patológicos y ha vuelto a rezar de forma correcta (…) Y me da las gracias por haberlo ayudado.
Esta técnica es especialmente eficaz en los casos en que existe un componente moral importante o una creencia que hay que respetar, puesto que representa un punto muy útil sobre el que apoyarse para provocar el miedo terapéutico.