"Psicosoluciones"Artículos destacadosOtros trastornostesis doctoral

Un señor muy distinguido, de aproximadamente cuarenta años, se presenta con un problema un poco particular: desde hace muchos años no logra escribir su tesis de grado en filosofía.

Ha aprobado todos los exámenes con notas bastantes altas, pero no es capaz de comenzar a escribir su tesis. Por otro lado, desarrolla un trabajo directivo que le obliga a escribir informes frecuentemente, pero él no manifiesta ningún problema con respecto a ello, incluso recibe a menudo elogios por su capacidad de focalizar y exponer claramente argumentos cruciales.

La tesis doctoral que se resiste

En cuanto a la tesis, en cambio, parece que su dificultad para escribir procede del hecho que él quisiera tener antes de comenzar un completo dominio del argumento. Desafortunadamente, el argumento escogido por él, el pensamiento del filósofo Wittgenstein, es un tema sobre el cual se escriben continuamente nuevos tratados. Desde hace muchos años, él acumula nuevos textos para leer y consultar con el fin de redactar su tesis.

Él llegó a la conclusión de que tenía un bloqueo psicológico que no le permitía afrontar el “rito de tránsito” del grado (…)

Después de escucharlo atentamente, le digo que yo también soy un gran admirador de Wittgenstein y comienzo a disertar sobre las posturas lógico-filosóficas de este autor. Esta conversación continúa placenteramente por un buen rato, hasta que yo digo:

Bien, me doy cuenta con agrado de que tenemos un interés en común, pero me gustaría que usted, de aquí a la próxima semana, pensara cuál sería la mejor frase para concluir su tesis, o sea, el último párrafo de su disertación sobre Wittgenstein. Piénsela, escríbala y tráigamela; tengo mucha curiosidad al respecto.

La mejor frase de conclusión de la tesis doctoral

El señor regresa la semana siguiente con la sentencia final de su tesis:

Las deudas se pagan siempre anticipadamente.

Yo me sorprendo ante la espléndida cita presentada a modo de conclusión final.

Verdaderamente bella. Ahora quisiera que usted pensara cuál sería la última página de su tesis antes de esta estupenda sentencia final.

Él se presenta a la consulta siguiente con la última página. Yo la leo ante él y comento el texto pidiendo algunas dilucidaciones, a las cuáles él responde diciendo que tales puntos se aclararán en las páginas anteriores.

Muy bien-digo yo-. Siento una gran curiosidad por leer estas páginas anteriores (…) Tráigamelas la próxima semana.

Y así recibí el último capítulo completo de la tesis de grado, diez páginas aproximadamente, que igualmente leí ante él, comentándolas y pidiendo aclaraciones.

En el lapso de tres meses fue redactada la tesis doctoral entera, procediendo desde el final hasta el inicio y escribiendo por último la primera fase del manuscrito.

Empezar por el final

Esto podría usarse como ejemplo de la utilidad de hacer las cosas al revés. Pero en realidad, también ésta ha sido una estratagema para detener los mecanismos mentales de este sujeto que lo conducían al bloqueo real de su incapacidad.

Al escribir sus argumentaciones, invirtiendo el sentido usual, logró disolver su patógena solución intentada de realizar un trabajo perfectamente actualizado.

Un equilibrista no puede pensar mientras camina sobre la cuerda floja. Escribir al revés es una clase de equilibrismo de la escritura y de la argumentación que detiene las anteriores elucubraciones bloqueadoras, como recita el Tao: la mente llena coincide con la mente vacía.

 

(Extraído de aquí)

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