La técnica que seguramente requiere más creatividad y capacidad de actuación es el contradelirio, por la que se le propone al paciente, que se encuentra en un estado de delirante percepción y narración de las cosas, una recodificación narrativa aún más absurda, recitada como si fuese la más cristalina de las verdades.
John Rosen había elaborado ya en los años cuarenta del siglo pasado lo que llamaba el “psicoanálisis directo” para aplicar con los pacientes esquizofrénicos.
Esta técnica consistía en secundar la trama delirante de la narración del paciente dramatizándola, proponiendo una evolución aún más bizarra. Y haciendo que el sujeto, asustado por tales posibles consecuencias, saliese de su delirio.
D.D. Jackson elaboró después esta modalidad terapéutica, convirtiéndola en técnica transmisible basada también en la capacidad performativa del terapeuta. (…) (Pincha aquí si quieres ver el ejemplo de un caso tratado por Jackson con el contradelirio)
El contradelirio consigue extremar lo absurdo de la narración hasta hacerla insostenible para el paciente, que normalmente responde abandonando tal representación y retomando la realidad concreta de las cosas (…)
En realidad, la habilidad de contradelirar va en función de la capacidad de identificarse con la percepción de la realidad del sujeto delirante. Y, como se enseña a los actores (…), recitar del modo más creíble de forma que parezca no una representación teatral sino una vivencia real.