"Cambiar el pasado"Artículos destacadosTrastornos de personalidadborderline

A raíz de nuestra observación vemos que en el trastorno borderline de la personalidad la situación traumática está casi exclusivamente ligada al contexto relacional de la persona.

No se trata, por tanto, como en el TEPT, de un acontecimiento compartido o compartible como una guerra o un accidente. Sino de un trauma relacional.

En particular, parece que el trastorno borderline de la personalidad está ligado a complejos esquemas de comportamiento no funcionales . Pero vividos de manera redundante en el curso de los años.

Patogénesis del trastorno de la personalidad borderline

La mayor parte de los autores que se han ocupado de este tema están de acuerdo en afirmar que la patogénesis de este trastorno se vincula con:

  • Situaciones traumáticas evidentes y objetivas como un abuso sexual en edad infantil (Zanarini, 1997).
  • El abandono (Zweig-Frank, 1991).
  • Graves abusos emocionales.

Sin embargo, no siempre en la anamnesis de un paciente borderline aparecen huellas evidentes de esos eventos traumáticos en sentido estricto. Y es aquí donde se abre paso un concepto psicoanalítico con el que estamos muy de acuerdo y que ya Khan había definido en 1963 como “trauma acumulativo”. Es decir, una situación que podría ser considerada “no traumática” si se toma como episodio único por separado. Pero que puede tener graves repercusiones en la personalidad del sujeto si es crónicamente dominante.

Se trata del concepto propuesto por Baranello (2001) de microtrauma. O “una situación subjetivamente dolorosa que de por sí y en la mayor parte de los casos no produce efectos significativamente negativos sobre el proceso de desarrollo de la personalidad”.

Desde esta óptica, lo que se convierte en traumático y patógeno tiene que ver más bien con la constancia con que el suceso se repite. Y la importancia de la relación dentro de la cual se desarrolla, añadimos.

Microtrauma constante: las gotas chinas

Al trabajar con pacientes borderline, parece evidente que a menudo les han faltado figuras de referencia estables. O que tuvieron que arreglárselas durante su infancia y adolescencia dentro de relaciones ambivalentes con las figuras primarias de referencia.

Puede ser, como ejemplo típico, que una paciente borderline, víctima de un repetido abuso sexual por parte del padre durante la infancia, hable de este hecho recordando con rabia cómo la madre cada noche se iba a su habitación indiferente a lo que pudiera ocurrir en la habitación de la hija.

En este caso, el abuso repetido, a pesar de su naturaleza traumática, no ha originado un TEPT sino un trastorno de orden superior, basado en la constante contradicción de una relación por la cual quien debe proteger se convierte en el verdugo y cómplice al mismo tiempo (…)

A pesar de que en ambos casos se hable de experiencias traumáticas, en el trastorno borderline éstas no se presentan como desgarros en la vida de los pacientes. Sino como auténticas gotas chinas que en su repetición dejan una especie de huella indeleble. Esta tendrá que afrontarse de manera realmente diferente a como se hace, en cambio, con un TEPT.

(Extraído de aquí)

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