¿Cómo recuperar el placer tras un proceso de angustia?
Uno de los efectos más evidentes del hecho de estar atrapados en el presente es la pérdida total del placer, emoción fundamental para nuestro equilibrio psicofísico. Una vez que se ha intervenido con maniobras adecuadas para desbloquear el miedo, la ansiedad y la angustia, es importante conducir a la persona a recuperar esta dimensión de la vida tan importante. Para ello le pedimos que todos los días introduzca un pequeño placer en su vida: puede ser algo que le guste mucho comer, una buena música, un masaje o un baño caliente, la contemplación de una cosa hermosa, etc. No se trata de ir en busca de grandes cosas, que a menudo resultan imposibles precisamente por la difícil situación que está viviendo la persona, sino de pequeños placeres que puedan despertar todas las sensaciones agradables que se perdieron por la emergencia.
Recuperar el placer tras el COVID-19
Un caso especial es el del confinamiento debido a la COVID-19, durante el que las personas han perdido la posibilidad de dedicarse a la mayor parte de los placeres que antes llenaban su vida y sufren la angustia de un “vacío” que no saben cómo llenar. Vemos que sobre todo los jóvenes se adaptan cada vez más a esta situación, que puede derivar en una renuncia depresiva.
En estos casos, para reabrir la puerta a la esperanza es importante que la persona dedique todos los días un tiempo a imaginar un futuro agradable, pensando en todas las cosas buenas que hará cuando acabe esta emergencia: volver a abrazarse, viajar, ver a los amigos, ir al cine, al teatro, y cualquier otra cosa que pueda evocar fuertes sensaciones de bienestar. Un “viaje” diario fundamental para mantener abierta y viva nuestra perspectiva de futuro y no sucumbir a la angustia del presente. Como expresó admirablemente el neurofisiólogo Fabrizio Benedetti (2018), no debemos olvidar que “la esperanza es un fármaco”.