Terapia Breve para el tratamiento de la ansiedad
La Terapia Breve Estratégica se posiciona como un enfoque integral para tratar la ansiedad. Diferenciando claramente entre miedo y ansiedad, este enfoque terapéutico reconoce que la ansiedad es una respuesta fisiológica a la percepción de amenaza. No obstante, en niveles elevados, puede transformarse en un obstáculo que limita la vida cotidiana.
La Terapia Breve para la ansiedad no solo busca reducir la esta misma, sino también cambiar las percepciones que la generan. Abordando de manera directa las causas subyacentes del miedo, esta terapia busca restablecer el equilibrio emocional y devolver el control al paciente.
Ansiedad: efecto psicofisiológico del miedo
Una de las más marcadas confusiones que un lector atento puede observar en las numerosas publicaciones relativas a las patologías fóbicas es, sin duda, la relativa a la superposición de distintas formas de patología psicológica.
Terapia Breve Estratégica: Transformando la Relación entre Miedo y Ansiedad
En la dinámica entre miedo y ansiedad, la Terapia Breve Estratégica emerge como un enfoque transformador. Reconociendo que la ansiedad es el efecto psicofisiológico de la percepción del miedo, esta terapia busca modificar esta relación. En lugar de simplemente reducir la ansiedad, se aborda el trastorno fóbico en su raíz. Los estudios de expertos en neurociencias respaldan la eficacia de resolver el trastorno fóbico para abordar tanto el miedo como la ansiedad. La Terapia Breve Estratégica busca cambiar las percepciones de la realidad del paciente para, de este modo, cambiar sus reacciones, restaurando el equilibrio emocional y el bienestar.
La ansiedad no es miedo y viceversa
La superposición más recurrente es aquella que se da entre miedo y ansiedad, como si las dos realidades fueran lo mismo. Así se olvida que el miedo es una percepción que desencadena una emoción que, a su vez, genera una reacción fisiológica.
La ansiedad es sólo el efecto psicofisiológico de esta percepción-emoción. No sólo esto sino que, a menudo, no se tiene en cuenta que la ansiedad, como activación del organismo, hasta un cierto nivel, permite que éste haga frente al miedo. Sólo más allá del nivel de umbral, que es distinto para cada individuo, éste se transforma en pérdida de control de las propias reacciones y puede conducir al pánico.
Efecto y causa de la ansiedad
Por consiguiente, la ansiedad es una reacción que surge como efecto de la percepción del miedo. En el caso de que su nivel se eleve demasiado, puede transformarse en la causa del miedo. En este caso el efecto se transforma en causa. Pero este tipo de interacción circular entre miedo, ansiedad y pérdida de control sólo es típica de las fobias generalizadas.
Todo esto significa que un trastorno fóbico no puede ser asimilado a un trastorno de ansiedad. Puesto que es un tipo de patología distinto que puede producir como efecto también un trastorno de ansiedad. O que, al contrario, puede ser también el producto de un trastorno de ansiedad. No obstante, al superponer las dos nos estamos olvidando de que la primera es una forma de percepción y la segunda es una reacción fisiológica.
Damasio y Gazzaniga
Esta diferenciación es fundamental en la óptica del tratamiento de las patologías basadas en el miedo. En tanto que, si ansiedad y miedo fueran lo mismo, para extinguir un miedo debería ser suficiente reducir la reacción ansiosa de los sujetos. Pero como Damasio y Gazzaniga (1999), dos de los mayores estudiosos en neurociencias, demuestran en sus experimentos, reducir la ansiedad de un sujeto puede inhibir sus reacciones, pero no altera sus percepciones y, en consecuencia, el miedo permanece.
Damasio usa, en un artículo en la prestigosa revista Nature, una iluminadora analogía al afirmar que inhibir las reacciones fisiológicas del miedo a través de sedantes, o incluso de intervenciones quirúrgicas en determinadas zonas del cerebro, es como escayolar completamente a una persona y luego someterla a estímulos para ella espantosos. No podrá reaccionar, pero tendrá, de todos modos, quizás aumentada, la percepción del miedo. Más aún, su imposibilidad de reaccionar incrementa su sensación de incapacidad de manejar esta emoción.
Primero la fobia, después la ansiedad
Como comprenderá el lector el hecho de someter el miedo a la asiedad conduce a estimar necesario curar el trastorno de ansiedad para resolver el trastorno fóbico. Estas tipologías de intervención usualmente producen una mejora sintomática inicial. Pero van seguidas de un empeoramiento después de algunas semanas, a veces más grave que los síntomas iniciales (Nardone, 1994).
Esto se explica por el hecho de que al inhibir la ansiedad la persona primero se siente mejor, pero luego, dado que la percepción del miedo sigue existiendo y extendiéndose, llega a la pérdida total de control. Y conduce a la desconfianza en sus propios recursos, que se inhiben precisamente por inhibir las reacciones de ansiedad.
En consecuencia, es necesario seguir el camino inverso: resolver el trastorno fóbico para reducir también las reacciones. O sea: cambiar las percepciones de la realidad del sujeto para cambiar sus reacciones, y no al revés.
(De “Más allá del miedo. Superar rápidamente las fobias, las obsesiones y el pánico”. Giorgio Nardone. Herder)
Descubre el tratamiento ansiedad en Madrid realizado por Alicia García Aguiar, Psicóloga y Psicoterapeuta
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