Fobia simple y Fobia generalizada
Fobia simple y monofobia
La primera clase de trastornos fóbicos está representada por este tipo de miedo patológico centrado en una realidad concreta. Como un animal, una situación, una fantasía, un ruido, un objeto u otras cosas, pues existen tantos miedos como puedan inventarse.
En este caso, la fobia puede ser limitadora solo respecto de las situaciones en las que aparece la realidad aterradora (monofobia). O puede convertirse gradualmente en una fobia difusa y generalizada que se hace fuertemente inhabilitadora respecto de cualquier aspecto de la vida del sujeto.
Tipos
- El miedo a las arañas, los escorpiones, las serpientes, etc. Una que ha aumentado mucho en los últimos años es la fobia a las palomas. Entre las zoofobias, parece esta decididamente menos lógica que la fobia a los animales más peligrosos. Aunque no se debe subestimar el hecho de que convivir con las palomas en la vida urbana es cada vez más frecuente.
- Los relativos a la altura (acrofobia), a los lugares cerrados (claustrofobia). A permanecer solos o alejarse (agorafobia) y a estar entre la gente (fobia social). Estas últimas muy a menudo tienden a convertirse en fobias generalizadas. Porque al relacionarse con situaciones de vida muy comunes la persona afectada tiene muchas probabilidades de entrar en la espiral de los intentos de solución de la evitación y la solicitud de ayuda.
- Otra tipología muy común es la relativa al miedo a contagiarse o a infectarse a través del contacto con jeringas, sangre, suciedad, sustancias contaminantes, etc. Por lo general, deriva en un síndrome obsesivo compulsivo basado en rituales de limpieza, desinfección. O en una forma de manía hipocondríaca fundamentada en la continua necesidad de controles médicos.
- Otra forma de fobia simple relevante es el miedo a perder el control. O lo que es lo mismo, el miedo a dejarse llevar. Este miedo se asocia con frecuencia a la tendencia obsesiva a tenerlo todo bajo control. Tendencia que puede convertirse en un verdadero síndrome de ataques de pánico. Sin embargo, cuando se mantiene como un miedo concreto impide a la persona vivir cualquier forma de situación agradable. Puesto que para gozar completamente del placer hay que abandonarse a él. Dentro de esta categoría encontramos el miedo a hablar en público, el de ruborizarse o de sudar en exceso.
Temor a los sucesos catastrófícos y fobias simples menos usuales
A estas cuatro grandes clases de miedo se puede añadir la quinta gran tipología, que es el temor desmesurado a los sucesos catastróficos: accidentes, terremotos, aluviones, muertes, pérdidas, desengaños amorosos, etc. Este tipo de fobia se basa en el temor a un incontrolable suceso futuro que cambie su realidad actual. Representa el mejor ejemplo de cómo el miedo a un futuro que no se puede controlar influye en el presente.
Por último, entre las formas menos usuales y más creativas de fobia simple observadas en mi experiencia se encuentran algunas aparentemente absurdas. Como por ejemplo, la fobia a las botellas destapadas, a las sombras, a los rincones, al viento, etc.
El rasgo constante, desde un punto de vista psicofisiológico, de todas las fobias simples es el hecho de que la persona, en determinadas situaciones para ella espantosas, manifiesta una reacción de pánico caracterizada por bloqueo de pensamientos y de la racionalidad. También por reacciones fisiológicas alteradas: taquicardia, respiración agitada y síntomas de desvanecimiento. Todo ello asociado con la irrefrenable exigencia conductual de huir y/o pedir ayuda y protección.
Fobia generalizada
En efecto, la fobia generalizada es un tipo de trastorno completamente difuso dentro del cual a menudo el sujeto ya no necesita estímulos externos para tener miedo. Es su misma percepción de la realidad la que “inventa” por doquier el peligro y la amenaza.
El miedo, en este caso, es una especie de haz de luz con el que el sujeto ilumina y colorea todo aquello que percibe. En consecuencia, el miedo se encuentra en cada situación.
Cuando una persona ha llegado a este grado de miedo difuso explica por lo general que aquello que la hace estar peor es precisamente el miedo de que se generen todas las reacciones psicofisiológicas usuales provocadas por el mismo miedo:
taquicardia, vértigos, sensación de pérdida de control, sensación de despersonalización, etc.
Una fobia generalizada es por lo general el efecto de algunas de las ya citadas fobias simples más importantes (agorafobia, miedo a perder el control, etc) sobre cuya base la persona genera los intentos disfuncionales que se han descrito para manejar el miedo. Y estos no harán más que incrementar su efecto hasta la constitución de una verdadera patología generalizada.
El miedo al miedo que desencadena al pánico es una imagen que constituye la mejor definición de una fobia generalizada
La persona afectada por una fobia generalizada manifiesta en la mayoría de los casos dos tipos de miedo profundo: el de morir o el de perder el la lucidez y el control.
Bajo estas premisas lo que desencadena el terror no es una circunstancia externa sino la más mínima alteración del propio organismo. Como una leve alteración del latido del corazón, una sensación de equilibrio imperfecto, el hecho de no sentirse completamente lúcidos, etc.
Habitualmente, estas personas al asustarse e intentar controlar estas reacciones fisiológicas espontáneas acaban exacerbándolas. Hasta el punto de sufrir una verdadera crisis de pánico. (…) En este punto, si es posible, el sujeto intentará escapar de la aterradora situación o pedirá desesperadamente ayuda a alguien. La repetición de este guión mantiene y alimenta la patología fóbica generalizada.
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