¿Qué es la zoofobia?
La zoofobia, como nos explica Giorgio Nardone en su libro “No hay noche que no vea el día“, es el miedo exasperado hasta el pánico activado por el encuentro de ciertos animales. Representa la expresión más clara de la evolución de las fobias como consecuencia de los cambios socioambientales.
La fobia a los animales
Esta categoría de miedo era seguramente una de las más frecuentes hasta el periodo de la industrialización, con el consiguiente éxodo desde el campo y la creación de los grandes centros urbanos. Desde entonces se ha reducido la posibilidad de encontrarse con animales temibles como el lobo, una serpiente venenosa y otros habitantes del bosque y de los espacios abiertos potencialmente peligrosos.
Nuevas formas de zoofobia
Sin embargo, la vida ciudadana ha traído consigo nuevas formas de zoofobia, dirigidas, por ejemplo a las palomas, las ratas o los perros. Éstos, por lo general. desencadenan reacciones de pánico diferentes de las producidas por el encuentro del lobo, de la serpiente o del oso, más temidos por su peligrosidad.
En el caso de las palomas, asusta lo imprevisible de sus movimientos. Y la tranquilidad con la que se acercan al hombre, que teme sentirse perseguido. Completan el cuadro fóbico el ruido que provoca el batido de alas y la posibilidad de infecciones por ser portadores de parásitos. Lo mismo sucede con las ratas, las más grandes de las cuales provocan además el miedo justificado a ser atacados. Pero lo que desencadena el pánico en estos animales no es la agresividad sino la imposibilidad de controlarlos. Lo mismo puede aplicarse a los perros.
En cambio, parece del todo intacto el miedo atávico a la agresión por parte de insectos: mosquitos, avispas, abejorros y las temidas arañas, que ocupan el puesto de honor en las zoofobias.
Los insectos y las ratas poseen una capacidad de adaptación y resistencia a los venenos increíble, y esto los vuelve más temibles.
Zoofobias monofóbicas
Pero las zoofobias tienden a ser formas de monofobia que pocas veces se transforman en patologías que incapacitan. Las personas suelen convivir con su miedo, evitando cualquier posible riesgo de encuentro con el animal que temen. Y solo piden ayuda de un profesional en el que caso de que unas nuevas circunstancias en su vida los obliguen ahora a tener que enfrentarse con más frecuencia con el objeto de su pánico.
Aplicando las técnicas establecidas ad hoc en el protocolo estratégico (estudio del enemigo, medición de los límites, etc) , el paciente superará progresivamente su miedo y su incapacitación.
Pero no podemos olvidar que cierta prevención, incluso cierto temor, es necesario con los animales. Ninguna terapia puede ni debe aspirar a cancelarlo. puesto que supone una garantía de conservación. Debe aspirar únicamente a eliminar la limitación ocasionada por el incremento del miedo más allá del instinto.
Por lo demás, la regla con el miedo es la misma desde los tiempos sumerios. En una tablilla de arcilla apareció escrito en cuneiforme este valiosa advertencia:
“El miedo mirado a la cara se convierte en valor, el miedo evitado se convierte el pánico“
Cómo combatir el miedo a los animales
Superar el miedo a los animales puede ser un desafío, pero existen diferentes enfoques que pueden ayudar a combatir esta fobia. Algunas estrategias efectivas incluyen:
- Educación y exposición gradual: Aprender más sobre los animales que provocan miedo puede ayudar a desmitificarlos y reducir la ansiedad. Conocer sus características, comportamientos y la forma adecuada de interactuar con ellos puede brindar una sensación de control. Además, la exposición gradual a los animales temidos, en un entorno seguro y controlado, puede ayudar a desensibilizarse y disminuir el miedo progresivamente.
- Terapia cognitivo-conductual: Este enfoque terapéutico puede ser beneficioso para tratar la zoofobia. Se centra en identificar y cambiar los pensamientos y creencias negativas asociadas con los animales temidos. Mediante técnicas como la reestructuración cognitiva y la exposición gradual, se busca modificar las respuestas emocionales y fomentar una actitud más positiva hacia los animales.
- Apoyo profesional: En casos de zoofobia intensa o que afecten significativamente la calidad de vida de una persona, buscar ayuda de un profesional de la salud mental especializado en fobias puede ser beneficioso. Un terapeuta capacitado puede brindar orientación, apoyo y técnicas específicas para superar el miedo a los animales.
Por qué se tiene miedo a los animales
El miedo a los animales puede surgir por diferentes razones y factores. Algunas posibles explicaciones incluyen:
- Experiencias traumáticas previas: Un encuentro negativo o una experiencia traumática relacionada con animales, como una mordedura, un ataque o una situación amenazante, puede generar miedo duradero hacia ellos. Estas experiencias pueden crear asociaciones negativas y desencadenar respuestas de miedo ante futuros encuentros.
- Influencia cultural y social: La cultura y el entorno social también pueden influir en el miedo hacia los animales. Por ejemplo, creencias populares, supersticiones o historias transmitidas de generación en generación pueden generar temores infundados. Además, la exposición a actitudes negativas o miedo transmitido por otras personas, como padres o amigos, puede contribuir al desarrollo de fobias animales.
- Falta de familiaridad: El miedo a lo desconocido es común y puede aplicarse a los animales. La falta de exposición o conocimiento sobre ciertas especies puede generar aprensión y miedo. Los animales que presentan características físicas amenazantes o imprevisibles, como las serpientes o arañas venenosas, tienden a generar más miedo debido a su potencial peligro.
Para más información: "No hay noche que no vea el día". G. Nardone. Editorial Herder.