Estilos perceptivo-cognitivos intuitivo y reflexivo
Desde el punto de vista de la estructura y el proceso, la percepción y elaboración de estímulos e informaciones es idéntica para todos, mientras que la modalidad y rapidez varían de un individuo a otro.
Una persona intuitiva percibe y reacciona de manera diferente a una persona reflexiva: la primera tiene una percepción global y reacciona de inmediato; la segunda percibe de manera analítica y responde con lentitud. La mente intuitiva elabora poco los estímulos y las informaciones, y responde a partir de la sensación. La mente reflexiva, en cambio, analiza y elabora lo que percibe y responde a partir de estos datos.
Los dos tipos de funcionamiento mental, aunque tienen las mismas características funcionales, perciben la realidad de manera diferente y reaccionan de distinta manera. Cabría pensar que el más intuitivo y rápido en las respuestas es más idóneo para actividades basadas en la velocidad, mientras que el más reflexivo es más apto para actividades de larga duración.
La investigación de Witkin
Hace casi cuarenta años realicé el primer proyecto de trabajo en el ámbito de la psicología del deporte. Estudié este aspecto del funcionamiento perceptivo-cognitivo en relación con una investigación sobre las características distintivas de atletas velocistas y fondistas. (…)
Dirigía este trabajo el célebre psicólogo estadounidense Herman Witkin, que elaboró una serie de tests operativos para medir los estilos cognitivos (Embedded Figures Test). Tras numerosos experimentos, definió los constructos de estilo cognitivo “global” y “diferenciado”. Se caracterizan por la capacidad de percibir visualmente el campo o los detalles de una imagen.
Es decir, descubrió que hay dos polaridades en la percepción de la misma realidad. Por un lado están los que ven la figura en su globalidad y, por otro, los que captan los detalles. Ambos grupos reaccionan sobre la base de su propio estilo perceptivo.
Apliqué el test de Witkin a dos grupos de atletas, uno compuesto por fondistas, el otro por velocistas, con objeto de comprobar las diferencias de funcionamiento perceptivo-cognitivo. El resultado fue impresionante: la gran mayoría de los velocistas se incluían en el estilo cognitivo “global”, mientras que los fondistas se incluían en la categoría “diferenciado”. Dicho de otro modo, el que corre 100 metros presenta una modalidad perceptivo-reactiva muy distinta del que corre la maratón. Como veremos, se trata de un aspecto relevante para mejorar la performance (…)
Incluso en actividades prolongadas y constantes, los que disponían de una percepción más global tenían la posibilidad de alcanzar una performance máxima gracias a una reacción inmediata a una percepción específica creando una variación en el ritmo, que se había mantenido bajo hasta aquel momento. En cambio, los que se situaban en el área analítica tenían un rendimiento constante, sin que hubiera picos máximos (…)
Explosividad o constancia
Dicho de manera más concreta: piénsese en el futbolista que parece estar ausente durante buena parte del partido. Y que luego, en un momento de genialidad, marca un gol. O en el jugador que durante todo el partido mantiene un rendimiento constante (…)
Si dejamos los deportes de equipo y pasamos a los individuales, el tipo intuitivo y explosivo alterna con asombrosa rapidez fases de casi adornecimiento con picos de rendimiento extraordinario, mientras que el tipo reflexivo-analítico mantiene un nivel elevado y constante. El gran tenista Björn Borg, con sus repetidos golpes desde el fondo del campo, pertenecía claramente al segundo grupo. Mientras que el histriónico John McEnroe pertenecía al primero.
Entre las dos polaridades de estilo cognitivo hay variantes intermedias, aunque inclinadas hacia un lado o hacia el otro. Es importante subrayar que no hay una característica que sea mejor que la otra: se trata de modalidades diferentes adaptadas a distintos tipos de actividad. Mozart sentía la música en su mente e inmediatamente la escribía. Bach reelaboraba muchas veces sus partituras hasta hacerlas musicalmente perfectas (…)
Elevar el rendimiento según el estilo perceptivo-cognitivo
Hay que tener en cuenta que si secundo el estilo perceptivo-reactivo es mucho más fácil elevar el rendimiento, puesto que es como empujar cuesta abajo y no cuesta arriba.
Además, es fácil reconocer el estilo de un sujeto; basta con observar cómo habla y describe las cosas: si se expresa mediante conceptos poco o muy detallados, si emite juicios inmediatos o reflexiona antes de exponerlos, si su atención es amplia o focalizada.
Al practicar cualquier actividad, el sujeto manifiesta muchas veces de forma clamorosa cuál es el estilo cognitivo, cosa que permite identificar sus características y, a partir de aquí, adaptar el trabajo (…)
Puede ocurrir que haya un desequilibrio hacia una de las dos polaridades, es decir, cuando el individuo no consigue gestionar su propio funcionamiento mental, que se activa como una compulsión irrefrenable a la respuesta impulsiva rápida o a la reflexiva lenta. De ser así, nos encontramos ante una radicalización del mecanismo mental, es decir, ante un auténtico trastorno obsesivo-compulsivo.
En estos casos, aunque la performance sea extraordinaria, el sujeto debería recibir ayuda para suavizar sus rigideces perceptivas y cognitivas, aun a riesgo de disminuir el rendimiento, ya que en cualquier caso se encuentra en un estado de sufrimiento (…)
Por otra parte, la experiencia enseña que, antes o después, el desequilibrio mental conduce a la caída vertical del rendimiento.