En psicoterapia breve estratégica modelo Nardone, modelo de intervención clínica, específica para un tipo determinado de trastorno, compuesto por estrategias y técnicas específicas, organizadas en una secuencia progresiva de estadios terapéuticos (fases de la terapia) con objetivos particulares a conseguir.
La formulación de los protocolos de tratamiento representa el paso desde la teoría general sobre formación y solución de los problemas elaborada por el Mental Research Institute (MRI) de Palo Alto a formulaciones específicas relativas al funcionamiento de psicopatologías concretas y su solución en tiempo breve.
Los protocolos de intervención se constituyen de hecho por una secuencia planificada de procedimientos técnicos capaces de adaptarse y autocorregirse sobre la base de la evolución de la propia intervención de manera que la acción terapéutica presente sistematicidad y rigor a nivel de estructura, pero también flexibilidad y elasticidad a nivel de aplicación directa.
Inicio de la creación de protocolos
Su puesta a punto por el Centro de Terapia Estratégica de Arezzo, por obra de Nardone y colaboradores, se inició estudiando una primera casuística (los trastornos fóbico-obsesivos) y experimentando empíricamente de manera sistemática y rigurosa qué intervenciones producían efectos y cuáles eran las soluciones redundantes implicadas.
A esta primera investigación-intervención siguieron otras sobre otros tipos de trastornos, como los:
- alimenticios,
- sexuales,
- depresivos
- y el trastorno post-traumático de estrés.
Durante la construcción de un protocolo de tratamiento, una vez abolidas las técnicas menos eficaces, se seleccionan aquellas que demostraron ser eficaces para producir cambios efectivos y se ponen a punto otras ex novo.
En el momento en que una solución encaja con el problema y produce resultados efectivos, se trata de adaptar y repetir sobre un número más elevado de casos.
Solo las técnicas que continúan produciendo cambios, cuando se replican sobre más problemas del mismo tipo, se consideran entonces empíricamente eficaces.
De este modo, poco a poco se tratan de seleccionar las técnicas más adaptadas para tipos concretos de problemas, poniéndolos dentro de una secuencia prefijada e hipotetizando posibles variantes, para así optimizar al máximo la eficacia y eficiencia de la intervención, haciéndolo literalmente “calzar” con el problema (…)
Características del protocolo válido
Para ser considerado válido, un protocolo de tratamiento estratégico debe presentar características particulares:
- eficacia superior al 70%
- eficiencia media inferior a las 20 sesiones
- replicabilidad
- transmisibilidad
- predictibilidad y
- autocorrección
Esta última característica garantiza la salvaguarda de la unicidad del individuo y hace que los protocolos prevean posibles variantes. Sobre la base de la respuesta particular del paciente a las prescripciones, de hecho, el terapeuta elige siempre la via más fructífera entre las posibles (…) Un segundo principio de autocorrección completa y amplia el primero: la capacidad del terapeuta de cambiar la estrategia cuando la aplicada no funciona.
Un protocolo de tratamiento estratégico representa por tanto un modelo de problem solving construido ad hoc para modelos redundantes a nivel de estructura del problema. Sin embargo, necesita siempre ser adaptado a la irrepetibilidad de cada persona y contexto.
En virtud de su capacidad predictiva, de anticipar las posibles evoluciones de la interacción terapéutica, el protocolo permite así una constante y continua autocorrección del modelo de intervención sobre la base de los efectos revelados fase por fase.