La prescripción de la vergüenza o del ridículo es una de las pruebas más provocativas dentro de las tareas directas. La desvalorización conlleva montada la inseguridad y el temor al rechazo, que aparece enfundado bajo la vergüenza y el temor al ridículo, y son estas reacciones las que se intentan confrontar con la prescripción.
La equivocación absurda
El terapeuta mandará al paciente a crear una situación en donde se plantee el absurdo o donde desarrolle una equivocación burda o realice un error cuando con alevosía se ve lo correcto. De esta manera, se trata de comparar el supuesto de la persona acerca de sentirse ridículo en sus experiencias con la realidad que se construye con la tarea.
Por ejemplo, una de las más utilizadas consiste en mandar a preguntar sobre una calle, estando ubicado en una esquina debajo de un cartel indicador de esa calle.
El paciente deberá -en una serie de oportunidades- situarse en una avenida (dado que son más conocidas) y al primer transeúnte que se le cruce, le preguntará dónde queda la avenida donde él se encuentra.
Si la persona se halla en la avenida Quinteros, preguntará:
¿Me podría decir dónde queda la avenida Quinteros?
Y así repetirá la tarea, dos, tres o cuatro oportunidades. Deberán registrarse las sensaciones y las emociones resultantes en cada pedido, para después ser trabajadas en la sesión siguiente.
Confrontación con la realidad
Como señalábamos anteriormente, esta prescripción confronta el supuesto personal con la realidad de la respuesta del otro. Frecuentemente, la fantasía de pasar el ridículo es muy superior a lo que la persona cree. Al realizar la tarea, se da cuenta de que lo que ella supone no se cumple en tal magnitud. La gente reacciona de diferentes maneras, pero la mayoría de las oportunidades educadamente o de manera divertida. Hace una broma sobre la equivocación, pero siempre respondiendo a la pregunta, nunca agrediendo o descalificando (…)
La persona debe pensar mal de la respuesta del otro, suponer que la contestación de sus interlocutores son formas encubiertas de descalificación o encontrar en tales actitudes perfiles que deben ser interpretados como manipulatorios o desvalorizantes.
Variantes
Una variante del mismo ejercicio consiste en mandarle a la persona que entre en una verdulería y pida medio kilo de carne, o querer comprar una bombilla de luz en un bar, tomates para ensalada en un almacén o lechugas en una carnicería.
Puede continuarse la tarea aumentando el nivel de equivocación -en la medida que se vayan obteniendo éxitos, es decir, superando la vergüenza y acercándose más al atrevimiento-. Por ejemplo, intentar comprar un destornillador en una confitería. O un kilo de patatas en un comercio de electrodomésticos. O pedir comida tailandesa en un restaurante italiano.
El ejercicio culmina, desde la pragmática, desmitificando los supuestos autodesvalorizantes y desestructurando la cadena de profecías autocumplidoras que confirmaban tales supuestos iniciales.
Cuando estás roturas de patrones se hacen inconscientemente provocando situaciones peligrosas que ocurre?