Haga algo diferente: un caso de mentiras
Después de un año y medio de terapia que no iba a ningún lado, los padres trajeron sus quejas sobre el hijo de 16 años a los nuevos terapeutas. Se quejaron de lo estúpidas y vulgares que eran las mentiras de Wayne. No obstante lo cual las encontraron difíciles de soportar. No podían entender por qué Wayne necesitaba mentir tanto. Les parecía que lo habían intentado todo: sermones, bofetadas, prohibición de salir, otro tipo de restricciones. Pero nada le hacia efecto.
Después de felicitar a los padres por su persistencia, el terapeuta comentó que estaba seguro de que el equipo había visto solamente la punta del témpano. Les sugirió que por el momento no cambiaran nada, porque las cosas podrían empeorar. El equipo también le pidió a la familia que observara entre sesiones qué estaba ocurriendo entre ellos que desearan que no dejara de ocurrir. En la segunda sesión la familia habló durante media hora sobre todas las cosas que querían que continuaran ocurriendo. Cuando el terapeuta intentó una vez más establecer un objetivo concreto, la familia lo encontró imposible. Ellos sólo querían saber, con lo cual Wayne se sentiría mejor acerca de sí mismo.
El equipo fue impresionado por el sentido del humor de la familia, y así se lo hizo saber. También les comunicó cuánto los había impresionado la cantidad de cosas que querían que continuaran. Siguieron con el mensaje siguiente: El equipo está dividido y confundido acerca de las dificultades que ustedes describen y del mejor modo de superarlas.
Equipo dividido
1) Un miembro del equipo (…) habló sobre algún tipo de complejo que yo no comprendo. Le parece que para que podamos descubrir esto, Wayne tendrá que decir la más obvia y desaforada mentira de su vida a todos los miembros de la familia, y con todos los indicios descubriéndolo. Y que el absurdo de la situación creará las condiciones en las cuales cada uno podrá comprender “por qué” Wayne miente.
2) Un segundo miembro del equipo piensa que ustedes están básicamente en la buena senda (…) Este terapeuta siente que la conducta de Wayne puede mantenerlos juntos como equipo. Y que ustedes tienen que continuar deliberando y que, la próxima vez que Wayne mienta, deben hacer algo diferente, algo que Wayne no espere.
3) Un tercer miembro del equipo creen que están yendo demasiado lejos demasiado pronto, que deben avanzar con algo más de lentitud y ser cautelosos con la introducción de cambios adicionales mientras no sepan “por qué” Wayne miente.
4) Yo estoy absolutamente confundido y exhausto por todo esto, pero creo que ustedes tienen que volver a su casa y pensar o aclarar cuándo y cómo sabrán que Wayne ha mejorado.
Resultados de “haga algo diferente”
Tres semanas más tarde, la familia informó que había tenido un buen intervalo. Solo la única excepción de que una noche Wayne llegó a la casa con un atraso de tres horas y dijo la mentira más desaforada. Esto convenció al padre de que la próxima vez tenía que hacer algo atrozmente distinto. (…) Fue a un negocio de novedades y compró un envase de spray rotulado como “repelente excremento de toro”, que conservó a su alcance. La vez siguiente que Wayne mintió, el padre lo roció con el líquido maloliente. Después de la sorpresa inicial, todos percibieron el aspecto humorístico de la situación. Durante el resto del intervalo entre sesiones los padres no sorprendieron a Wayne en ninguna mentira (un lapso récord) (…)
La cuarta sesión, tres semanas más tarde, se abrió con la siguiente pregunta: “¿Cuántas veces tuvo que usar el repelente con Wayne?” El padre respondió que no había necesitado recurrir al repelente. Y que había hallado algunos modos directos para tratar con el muchacho cuando una o dos veces pensó que estaba mintiendo. No obstante, en ambos casos resultó que Wayne estaba diciendo la verdad.
Haga algo diferente: un caso de berrinches
Una madre se presentó quejándose de los berrinches de su hijo sordo de 14 años de edad. (…) En una oportunidad, inmediatamente antes de programarse la primera sesión, el conflicto entre madre e hijo se había dado en el plano físico.
Durante la pausa, el intérprete pensó que a Jimmy podría resultarle difícil entender qué queríamos decir al pedirle que “hiciera algo diferente”. Recordando que la madre había hecho referencia a oportunidades en que se habían dado sorpresas uno a otro, la tarea fue modificada.
El terapeuta sugirió que durante la semana siguiente, si uno de ellos pensaba que las cosas estaban acercándose a otro berrinche, ambos tendrían que sorprenderse grata y recíprocamente de algún modo. De hecho, aunque no se llegara a un “casi berrinche”, tendrían que encontrar la manera de darse sorpresas agradables. Ninguno de los dos iba a conocer previamente la sorpresa, ni a preguntar: “¿Cuál es tu sorpresa?” Cada uno tendría que tratar de descubrir cómo iba a ser sorprendido. Al hermano menor se le asignó la tarea de observar e informar cómo se habían sorprendido recíprocamente.
Resultados
En la sesión siguiente, Andy pudo hablarnos sobre las diversas sorpresas que había observado. Había sido una semana libre de problemas, y los hermanos encontraron modos de cooperar en lugar de pelearse. Durante esta sesión resultó claro que por lo menos algunos de los berrinches de Jimmy formaban parte de un juego deliberado de exageración. A veces el hecho de que ni la madre ni Andy lo comprendieran, los llevaba al caos. Ni la madre ni el hermano habían tenido conciencia de esto.
El terapeuta le pidió a Jimmy que fingiera un berrinche o que jugara de ese modo por lo menos una vez en el siguiente periodo de dos semanas. La madre y el hermano tendrían que adivinar cuándo fingía y cuándo estaba encolerizado en realidad. Si pensaban que estaba fingiendo, la madre tendría que abrazar a Jimmy y Andy apretarle fraternalmente el brazo. La idea subyacente, que no les fue explicada, era llevar a la madre y al hermano a comunicarse de modo no verbal con el niño sordo. Esto podría tener para él un carácter más real. Y demostró dar resultado. En la sesión siguiente, la madre y Andy informaron haber cumplido. Pero como no habían podido descubrir si los berrinches eran reales o fingidos, habían tenido contacto físico por las dudas. Jimmy dijo que fingió en todos los casos.
En una ulterior conversación telefónica, la madre informó que no podía diferenciar los berrinches reales de los fingidos. Así que había decidido tratarlos a todos como fingidos. “Un abrazo es siempre lo mejor”. Esto parece haber eliminado tanto las quejas en el hogar como en la escuela.
(De “Claves para la solución en terapia breve”. Steve de Shazer. Paidos Terapia Familiar). Haga algo diferente
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