Escuela de MilwaukeeTrastornos sexuales y de parejallaves maestras

Las intervenciones pueden iniciar el cambio sin que medie una primera comprensión detallada del terapeuta en cuanto a lo que ha estado sucediendo.

La naturaleza exacta de la perturbación no parece importante para la generación efectiva de soluciones, porque la intervención sólo necesita ajustarse. Solamente se necesita una ganzúa o llave maestra, y no la llave única diseñada para copiar específicamente el perfil de una cerradura específica.

ESCRIBIR, LEER Y QUEMAR

Yo desarrollé la primera de las que ahora denominamos “intervenciones de fórmula” para un caso específico en 1969. Una joven había roto con su novio, en gran medida contra su voluntad. Durante meses después de esa ruptura quedó obsesionada por el episodio, soñaba con él y se culpaba a sí misma, tratando de descubrir qué era lo que había hecho mal. Recordaba las cosas buenas que habían sucedido, y también las malas, principalmente el fin inesperado e insensato de una relación que ella consideraba encaminada al matrimonio.

En la época de la primera sesión, estos pensamientos habían llegado al límite de la pesadilla. Pensaba sobre el muchacho todo el día…y toda la noche también.

Después de explicarle que era normal que hubiera pensado mucho sobre esas cosas, y que ella necesitaba hacerlo para superar el daño y el dolor.

Tarea

Le asigné las tareas siguientes como una manera de concentrar sus esfuerzos a fin de que pudiera continuar con su vida:

Tenía que encontrar un lugar cómodo en el que pudiera pasar a solas un rato tranquilo por día, siempre a la misma hora. El lapso no debía ser menor de una hora, ni mayor de una hora y media; todos los días tenía que concentrar sus esfuerzos en:

  1. En los días impares, debía poner por escrito todos sus buenos y malos recuerdos sobre el ex novio. Tenía que escribir durante todo el periodo, aunque no más de una hora y media, incluso aunque ello significara repetir una y otra vez las mismas oraciones.
  2. En los días pares, debía leer las notas del día anterior y después quemarlas.
  3. Si estos pensamientos indeseados volvían a ella en otros momentos, fuera de horario, ella debía decirse a sí misma: Ahora tengo otras cosas sobre las que pensar; pensaré sobre esto en el horario que corresponde. O bien tomaría una nota para recordar esos pensamientos y volver sobre ellos en el horario asignado.

Al cabo de tres días cesaron las pesadillas y los pensamientos obsesivos concluyeron el quinto día.

Cómo funciona

El ritual de escribir, leer y quemar debe ser transmitido con fe por el terapeuta. Porque a algunos clientes les parece improbable que pasar de pensar algo a escribirlo y quemarlo puede constituir una solución. A lo largo de los años, los clientes han explicado cómo opera este ritual.

  1. Objetiva sus preocupaciones o les da un carácter más concreto.
  2. No caer en los pensamientos perturbadores es más fácil porque hay un tiempo previsto para ellos.
  3. Puesto que los pensamientos “malos” ya no están prohibidos, resulta más fácil pensar sobre otras cosas.
  4. Las perturbaciones se van literalmente con el humo.
  5. El cliente comprende que tiene “cosas más interesantes que hacer”.

Esta fórmula es útil cuando el cliente se queja de pensamientos obsesivos o depresivos.

LA TAREA DE LA PELEA ESTRUCTURADA

En 1974 inventé la tarea de la “pelea estructurada” con la finalidad de que se ajustara a una peculiar situación problemática de la pareja, con algunos resultados sorprendentes. Esta fórmula ha demostrado ser útil en el proceso de promover la solución cuando ambos miembros de la pareja se quejan de sus disputas o peleas. El ritual comprende cuatro pasos:

  1. Arrojar una moneda al aire para ver quién comienza.
  2. El vencedor se dedica a echar pestes durante diez minutos ininterrumpidos.
  3. Es el turno del otro miembro de la pareja, que también se toma diez minutos.
  4. Deben pasar diez minutos de silencio antes de que se inicie otra vuelta arrojando de nuevo la moneda.

Esta intervención está específicamente diseñada para ajustarse a situaciones en las cuales ambos miembros de la pareja se quejan simultáneamente de peleas o disputas que no parecen conducir a ninguna parte. (…) La misma solución se puede emplear reiteradamente sin tener en cuenta los detalles específicos de la queja.

HAGA ALGO DIFERENTE

La tarea “haga algo diferente” fue creada en 1978 para ajustarse a un caso específico. Los resultados que la familia informó haber obtenido nos impulsaron a desarrollar una versión con forma de fórmula para aplicarla a otros casos similares. Los criterios para el empleo de esta fórmula fueron rápidamente reconocidos: una persona se queja sobre la conducta de otra y, habiéndolo intentado “todo”, queda fijada a la misma reacción reiterada, mientras la conducta perturbadora continúa. El enunciado de la tarea ha sido completamente normalizado. En este caso el mensaje se dirige a los padres de un adolescente.

Desde ahora y hasta la próxima vez que nos encontremos, nos gustaría que cada uno de ustedes, una vez, cuando sorprenda a Mary mirando televisión en lugar de hacer lo que debe, haga algo diferente, por más extraño, fantástico o disparatado que pueda parecerle. Lo único importante es que sea lo que fuere lo que se decida hacer, es necesario que sea algo diferente.

Un pequeño cambio “espontáneo” en respuesta a una indicación generalizada (“haga algo diferente“) puede impulsar las soluciones. Es muy frecuente que el terapeuta no pueda predecir qué respuestas diferentes desplegarán espontáneamente los clientes.

El verdadero cambio

Cuando los clientes describen lo que los está perturbando, por lo general refieren todas las cosas “diferentes” que han resultado inútiles. No obstante, un examen más estrecho de esas cosas con frecuencia revela que todas ellas pertenecen a la misma clase lógica: por lo tanto, no eran suficientemente diferentes.

El castigo es castigo, ya sea reconvención, restricción o gritos. Decirse a uno mismo que debe perder peso, ponerse a dieta, escuchar al médico que nos dice que debemos perder peso. Todas éstas son conductas del mismo tipo y no producen los resultados deseados (en cambio podría ser útil decirnos o que nos digan que empecemos a ser personas delgadas).

Con frecuencia, la tarea “haga algo diferente” es más útil cuando los clientes se quejan de la ineficacia de su reacción a algunas secuencias reiteradas de acontecimientos. Esta intervención directa pero específica ofrece al cliente una amplia gama de nuevas conductas posibles. Y asegura que la conducta elegida se ajustará a ellos y no irá más allá de sus posibilidades.

PRESTE ATENCIÓN A LO QUE HACE CUANDO SUPERA EL IMPULSO DE…

Es la principal variante de la tarea anterior (impulso, por ejemplo, de deprimirse, comer en exceso, gritarle a su esposa, embriagarse). Está destinada a emplearse cuando una persona se queja de su propia conducta.
Toda queja puede verse como si involucrara una regla, o un conjunto de reglas, que determinan la conducta. No obstante, también hay excepciones a la regla. Es decir, que aunque los clientes tienden a afirmar que la conducta perturbadora se produce siempre, hay condiciones más o menos similares en las cuales aquella conducta no aparece.

Estas excepciones constituyen frecuentemente el mejor modelo para construir intervenciones, porque la conducta involucrada ya forma parte del repertorio del cliente, y en consecuencia la intervención se ajustará automáticamente. También será diferente, porque la excepción se aplica a la situación ligada a la regla, y sirve como algo nuevo o fortuito y en consecuencia respalda cierta probabilidad de impulsar respuestas nuevas o diferentes. [] La tarea tiene la finalidad específica de ayudar a clientes y terapeutas por igual para que descubran (y utilicen) las excepciones a la regla.

(De “Claves para la solución en terapia breve”. Steve de Shazer. Paidos Terapia Familiar)

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