"Ayudar a los padres a ayudar a los hijos"Niños, trastornos de conducta y familiaTerapia Breve Estratégicallantos pataletas caprichos

La técnica que he definido (habla Massimo Bartoletti) como el muñeco que llora y ríe vendrá descrita detalladamente a continuación.

La técnica para las pataletas

Esta técnica está indicada en las situaciones en las que el niño de entre 3 y 4 años manifiesta pataletas, un llanto prolongado e inconsolable, rabietas y caprichos.

Las soluciones intentadas adoptadas por los adultos en estas situaciones son normalmente: explicaciones con finalidad persuasiva, mimos, ignorar, prometer regalos a cambio de un cambio de actitud por parte del niño (“si lo haces así…tendrás…“), castigos.

Cuando las precedentes modalidades de intervención surten efectos parciales o inexistentes, los padres tienden a aumentar la intensidad, pensando que aún no han hecho bastante. De hecho, sin embargo, una estrategia reiterada e incrementada pero que no produce efectos contribuirá a mantener y a exacerbar la dificultad, transformándola en un problema de difícil solución, en lugar de resolverla.

En las situaciones de dificultad los padres o adultos de referencia tienden a hablar del problema con el niño, en un primer momento para comprender el problema y sucesivamente para tratar de resolverlo con explicaciones persuasivas.

Creo que es fácilmente intuíble que hablar repetidamente con el hijo del problema, y entre adultos en su presencia, produce como efecto un beneficio secundario para el niño, el cual recibe una enorme cantidad de atenciones por su comportamiento a cambiar.

La búsqueda de atención

Para cada niño la actividad prevalente es la búsqueda de atenciones por parte del adulto. Por ello, recibir atenciones en ausencia de una motivación precisa, convierte cualquier comportamiento en particularmente útil.
Igualmente negativo, aunque por un motivo diferente, es el hablar entre adultos del problema sin que el niño esté presente. Este comportamiento, de hecho, no produce un benefico secundario directo al niño, pero hipersensibiliza a los adultos a tal comportamiento. Es suficiente que el niño lo sugiera para que se desencadene en los adultos la reacción de pensar: Ea, ya empezamos, haciendo como si el comportamiento del niño se diese por descontado. Se trata, en otros términos, de un efecto análogo a las profecías negativas que se autorrealizan.

Conjura de silencio

Para bloquear esta solución intentada disfuncional, el primer paso es pedir a los padres que establezcan una “conjura de silencio” en relación al problema. Hasta la cita sucesiva los padres deben evitar hablar de ello ya sea con el niño (asumiendo en lugar de ello una actitud de observación sin intervención), ya sea entre ellos. Si los parientes o amigos que son conscientes de la situación preguntasen que cómo van las cosas, se les sugiere responder: Bien, no nos quejamos. Y cambiar rápidamente de tema, en presencia o ausencia del niño.

El muñeco que llora y rie

Unida a la conjura de silencio propongo la técnica del muñeco que llora y ríe.
Pido a los padres que cuenten al hijo una historia con estas características:

  • El protagonista es un niño/a de la edad del hijo/a
  • Tiene un nombre diferente del del hijo/a
  • Tiene un problema que lo hace sentir triste (la “llantina”, o el término que el padre considere más adaptado al comportamiento manifiesto del hijo/a.
  • Al niño se le aparece en sueños un hada o un mago que, después de haber escuchado su problema, le indica como resolverlo.
  • El cuento se le narra al niño utilizando términos de fácil comprensión.

Veamos ahora una intervención puesta en acto con una niña de 30 meses.

Aquí la historia propuesta:

Érase una vez una bonita niña de nombre Martina.

Martina se divertía mucho jugando con sus juguetes junto a su mamá y sus hermanos, pero cada cierto tiempo durante el día comenzaba a llorar y a gritar sin motivo: le venía la llantina.

No le gustaba nada esto, pero no conseguía dejar de llorar.

Una noche se le apareció en sueños el hada Desmemoriada y le preguntó que por qué lloraba. Martina le explicó su problema y el hada, después de pensárselo unos minutos, le dijo: Tengo yo la solución para tu problema.

Cuando te venga la pataleta…

Cuando te vengan ganas de llorar haz un giro a la derecha, dos giros a la izquierda y verás que el llanto desaparecerá.

Después de haber contado la historia a la hija 4 ó 5 veces en los días sucesivos a nuestro primer encuentro, pido a los padres que construyan junto a la hija un muñeco de cartón, en nuestro ejemplo “Martina”, que por un lado ría y por otro llore, cuidando los detalles, si es posible involucrando también a la hija en su realización.

Sugiero a los padres que cuelguen al muñeco de un cordoncillo en una habitación de la casa que no sea de paso ni uso frecuente durante el día, a una altura a la que la niña no pueda llegar sola.
Desde ese momento, durante dos semanas, cada vez que la hija inicie el comportamiento objeto de intervención, deben tomar a la hija por la mano o un brazo y acompañarla a la habitación en que se encuentra el muñeco. Recomiendo a los padres que la intervención sea sistemática y oportuna.

Procedimiento

Entonces, observando al muñeco, deben proceder así:

  • Si el muñeco está girado por la parte que ríe, los padres deben decir a la hija: Mira, (nombre de la hija), ¡Martina está riendo! ¿Como podemos reír también nosotros? Hagamos como ha dicho el hada. Cogiendo a la hija por la mano o el brazo los padres deben girar una vuelta a derecha y dos vueltas a la izquierda, y verán que también la pequeña habrá cambiado su expresión. Entonces sueltan la mano de la niña y se alejan de la habitación dejándola ante el muñeco.
  • Si el muñeco está girado por la parte que llora, los padres deben decir a la hija: Mira, (nombre de la hija), Martina está llorando! ¿Cómo podremos hacerla reír? Hagamos como ha dicho el hada. Cogiendo a la hija por la mano o el brazo los padres deben girar una vuelta a derecha y dos vueltas a la izquierda, girar el muñeco del lado en que ríe y verán que también la hija habrá cambiado la expresión. Entonces sueltan la mano de la hija, o la posan en el suelo, y se alejan de la habitación dejándola ante el muñeco.
Observar la reacción

Finalmente digo a los padres: “Veremos cuál será su reacción. Según cómo sea, la próxima vez ajustaremos nuestra intervención”

En la cita siguiente, tras dos semanas, la situación está completamente cambiada: el hada ha hecho su magia (…)

Sugiero entonces a los padres que gratifiquen a la hija (a través de expresiones verbales o no verbales) por los comportamientos adecuados, sobre todo los contrarios al comportamiento disfuncional anterior, dedicándole las mismas atenciones, si no mayores, que aquellas que obtenía antes en respuesta a los comportamientos inadecuados.

(Traducción de “Aiutare i genitori ad aiutare i figli. Problemi e soluzioni per il ciclo di vita“. Giorgio Nardone y el equipo del Centro de Terapia Estratégica. Ponte alle Grazie”

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