REALIDAD DE SEGUNDO ORDEN
Lo que pretendo afirmar es el hecho de que, en su gran mayoría, los problemas que queremos resolver mediante el cambio no son problemas relacionados con las propiedades de los objetos o de las situaciones -la realidad de primer orden, como se ha propuesto llamarla (Watzlawick 1976). Sino únicamente relacionados con el significado, el sentido y el valor que hemos llegado a atribuir a estos objetos y situaciones (su realidad de segundo orden).
No son las cosas en sí lo que nos preocupa, sino las opiniones que tenemos de las cosas, decía Epicteto hace unos 1900 años.
Casi todos sabemos la respuesta a la pregunta sobre la diferencia que hay entre un optimista y un pesimista: de una botella en la que el vino llega hasta la mitad, el optimista dice que está medio llena; el pesimista, que está medio vacía.
Una misma realidad de primer orden -una botella conteniendo vino-, pero dos realidades de segundo orden bastante diferentes que, en verdad, suponen dos mundos diversos. Desde este punto de vista, se puede decir que toda la terapia consiste en operar cambios en aquellas modalidades por cuyo medio las personas han construido su realidad de segundo orden (realidad respecto de la cual están totalmente convencidos de que es la única verdadera).
LENGUAJE INDICATIVO
En la psicoterapia tradicional, se intenta llegar a este resultado mediante el uso del lenguaje indicativo, esto es, el lenguaje de la descripción, de la explicación. Éste es el lenguaje de la ciencia clásica y de la causalidad lineal.
No obstante, este lenguaje no se presta muy bien a la descripción de los fenómenos no lineales, sistémicos (por ejemplo, las relaciones humanas). Y aún se presta menos a la comunicación de nuevas experiencias y percepciones, para las que el pasado no proporciona posibilidad de comprensión y que se encuentran más allá de la construcción de la realidad de una persona determinada.
LENGUAJE IMPERATIVO
¿Y qué otro lenguaje existe? La respuesta nos la da, por ejemplo, George Spencer Brown (1973) en su libro Laws of form. Casi en tres líneas define el concepto de lenguaje imperativo:
… el gusto de un dulce, aunque indescriptible con palabras, puede ser comunicado al lector en forma de un conjunto de instrucciones que se denomina receta. La música es una forma artística similar: el compositor no intenta describir el conjunto de sonidos que tiene en su mente, y menos aún el conjunto de sentimientos por su medio imaginados, sino que escribe un conjunto de órdenes que, si el lector las pone en práctica, pueden conducir al lector mismo a la reproducción de la experiencia original del compositor. (…)
En otras palabras, si logramos motivar a alguien a que emprenda una acción que alguien no ha llevado a cabo porque en su realidad de segundo orden no veía ni sentido ni razón en cumplirla, entonces a través de la misma realización de esta acción experimentará algo que nunca la explicación o interpretación alguna habría podido inducirlo a ver o experimentar. (…)
Es inútil decir que es posible resistir esforzadamente a la exigencia de llevar a cabo una acción de este género.
Un ejemplo clásico lo constituyen los contemporáneos de Galileo, cuando rechazan mirar por su telescopio. Sabían, aun sin mirar, que lo que él afirmaba ver no podía quedar comprendido entre los límites de su realidad de segundo orden, esto es, el geocentrismo.
Recordemos: Si los hechos no se adecuan a la teoría, tanto peor para los hechos.
LENGUAJE PERFORMATIVO
Otra importante contribución al tema puede hallarse en los trabajos del filósofo británico L. Austin (1962). (…) Identificó una particular forma de comunicación que definió como actos lingüísticos performativos o enunciados performativos.
El término performativo (…) deriva de perform, el verbo que acompaña usualmente al sustantivo action. Indica que la emisión de una palabra es ella misma la realización de una acción y no el simple decir algo. (…)
Estoy convencido de que el lenguaje imperativo adquirirá un papel central en el ámbito de la estructura de las técnicas terapéuticas modernas. (…)
Los imperativos pueden literalmente construir realidades. Igual que acontecimientos causales, pueden tener este efecto no solo sobre las vidas humanas sino también sobre cuanto se refiere a la evolución cósmica o biológica.
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