Falsos positivos del pánico
A continuación se proporciona una ayuda concreta para la correcta valoración diagnóstica del pánico. Lo haremos a partir de las patologías más frecuentes con las cuales se confunde:
Ansiedad generalizada
Es el primer trastorno que suele confundirse con el pánico, aunque es suficiente observar la presencia de total pérdida de control para reconocerlo. De hecho, quien sufre de ansiedad generalizada vive en un constante estado de alarma, caracterizada por un aumento de los parámetros fisiológicos activados de la ansiedad -el pulso cardíaco, el reflejo electrogalvánico y la respiración- sin llegar sin embargo a la explosión del ataque de pánico, que es un fulgurante y devastador momento de desequilibrio mental y fisiológico, caracterizado por una escalada de los parámetros de la ansiedad durante la cual el sujeto pierde lucidez y control. Si el que pide ayuda está en un estado de ansiedad elevada asociada al miedo no estamos ante un ataque de pánico sino de ansiedad generalizada, que es otra cosa y requiere un tratamiento terapéutico diferente.
La angustia
Se manifiesta con una sensación de opresión en el pecho, como si un enorme peso lo comprimiese. El sujeto suspira y respira como si le faltase el aire, y siente temor hacia alguna cosa indeseable a la que se siente inexorablemente condenado. La angustia viene con frecuencia confundida con el pánico, pero como se ve claro en mi descripción, ésta tiene matrices y funcionamientos diferentes, y conduce a menudo a la depresión y trastornos somatoformes. Tratar la angustia con las estrategias terapéuticas del pánico no solo no produce resultados positivos sino que suele empeorar la condición del sujeto.
El trastorno post-traumático de estrés
Debido a que se caracteriza por estados de agitación, angustia y temor, se suele confundir con el trastorno de pánico. Su matriz traumática es evidente en las imágenes y sensaciones intrusivas con carácter alucinatorio relacionadas siempre con la experiencia vivida, aunque las reacciones que pueden desencadenarse en quien lo sufre puedan ser efectivamente de pánico. En este caso, como en otras patologías, el pánico es una reacción sintomática que se extinguirá una vez resuelto el trastorno de estrés.
Hipocondría y patofobia
Estas dos clases de trastorno con frecuencia se diagnostican y tratan erróneamente como pánico en virtud del hecho de que su expresión sintomática es una reacción de pánico. Como en el caso anterior, la sintomatología en pico del trastorno se intercambia por el trastorno en si. La hipocondría y la patofobia son trastornos en los cuales la necesidad obsesiva de tener bajo control el propio cuerpo y sus funciones conduce a producir efectos somáticos reales, que son los que después asustan y pueden conducir a reacciones de pánico. El tratamiento terapéutico eficaz consistirá, por tanto, en desmontar las fijaciones hipocondríacas y patofóbicas, y no en intervenir sobre sus reacciones sintomáticas finales.
El trastorno obsesivo compulsivo
Como en los casos anteriores, la reacción de pico sintomático es el pánico, pero la sintomatología patológica es completamente diferente. En la consideración del TOC tenemos, de hecho, obsesiones que llevan a compulsiones que si no se realizan conducen al pánico. Está claro que también en este caso la reacción de pánico es el efecto final de una patología diferente que se extingue si se extingue el trastorno que la origina.
Las dinámicas relacionales
A menudo provocan crisis que provocan pánico, como en el caso de la persona que abandonada por su pareja termina en urgencias diciendo que se muere, o el sujeto que tiene crisis de presunto pánico cada vez que la pareja se aleja. En estos casos intervenir sobre el pánico está fuera de lugar, no solo porque resulta ineficaz sino porque da apoyo a la patología relacional, que es el problema real a resolver.
La histeria de conversión
Es un cuadro clínico decidídamente controvertido en el cual el sujeto, no tanto por voluntad sino debido a su sufrimiento, exhibe diferentes expresiones patológicas; representa uno de los más frecuentes falsos diagnósticos del trastorno de pánico (…) Lo que los caracteriza es justo la migración sintomática constante: a veces son panicantes, otras depresivos, después hipocondríacos, víctimas de abusos, etc. Esta prerrogativa del trastorno histérico nos permite una clara discriminación. Tratarlo como si fuese puro pánico es una de las experiencias más frustrantes que pueda suceder a un psicoterapeuta porque se convierte en rehén del paciente, que lo crucifica a la constante intermitencia entre mejoramiento y recaída.
(Extraído de aquí)
Hola Alicia, no se si es mucho pedir, pero me gustaría ver publicado en alguna ocasión algo relacionado con las parejas rotas con hijo y que continúan viviendo juntas porque por separado no pueden mantenerse económicamente y emocionalmente siguen siendo dependientes… Gracias y un saludo