La patofobia, así definida en el modelo de psicoterapia breve estratégica, representa en los últimos decenios una de las más recurrentes formas de trastorno fóbico-obsesivo que involucra tanto al médico como al psicoterapeuta, en cuanto que los pacientes al principio quieren ser tranquilizados y luego ayudados para superar el trastorno.
Soluciones intentadas en la patofobia
Esta danza entre petición de ser tranquilizado con el diagnóstico y estrategias resolutivas es, de hecho, lo que alimenta el trastorno mismo y lo convierte en el foco del tratamiento.
Las investigaciones realizadas sobre muestras de pacientes con sintomatología taquicárdica, en ausencia de una presunta causa fisiológica certificada, han revelado un sistema perceptivo-reactivo característico, en parte diferenciado del hipocondríaco, que basa el propio mecanismo de persistencia sobre las siguientes soluciones intentadas:
-constante escucha y control del latido cardíaco,
-petición no selectiva de ser tranquilizado (por tanto dirigida a personal sanitario especializado pero también a familiares y amigos),
-evitamiento de conductas que puedan alterar el ritmo cardíaco y a veces de las informaciones referentes a las patologías cardíacas.
Estos pacientes, sobre la base de su miedo a morir de un síndrome fulminante (en general de infarto), focalizan su atención fóbica y obsesiva sobre el ritmo cardíaco, estableciendo un círculo vicioso entre funciones mentales y fisiológicas en las que el miedo y la taquicardia se refuerzan recíprocamente.
Descripción de un caso
G. es un joven abogado treinteañero que viene acompañado por su padre desde una gran ciudad del Sur. Declara sufrir en los últimos años una condición de taquicardia que lo hace sentir siempre en riesgo de infarto cardíaco, manteniéndolo en una agitación constante. Es consciente de que esa agitación incrementa la taquicardia misma pero no consigue interrumpir este círculo vicioso patógeno. Desde hace unos meses el joven abogado no consigue mantener la práctica legal porque constantemente se ve atrapado por el miedo, sufriendo incluso verdaderos ataques de pánico.
El tratamiento intentado con ansiolíticos ha surtido mínimos efectos. Por tanto el joven ha decidido dirigirse a nuestro centro, especializado en el tratamiento de los trastornos fóbicos y obsesivos.
Tratamiento
Se comienza el tratamiento con las dos usuales maniobras terapéuticas:
1. Reestructuración del miedo a la ayuda. Esta técnica de diálogo terapéutica se orienta a crear en el individuo fóbico el miedo terapéutico a recibir ayuda y ser tranquilizado. Se le demuestra que cuando inicia tal guion primero se siente mejor pero luego confirma la peligrosidad de su estado, incrementando su ansiedad y sus preocupaciones. Un círculo vicioso por el cual la ayuda pedida y recibida alimenta lo que debería reducir.
2. Ritual del control cardíaco. Esta prescripción trata de crear un efecto paradójico respecto a la sintomatología en curso. El sujeto se tomará el pulso tres veces, a intervalos de una hora. Con un minuto de intervalo entre una toma y otra y tomando nota del resultado.
La medida reiterada funciona tanto como contraevitamiento, en cuanto el sujeto toma nota personalmente de su pulso transcribiéndolo, como también como efecto paradójico, en cuanto que durante la secuencia de medida se reduce el pulso. Este tipo de constatación hace que el paciente, a lo largo de los días, se tranquilice respecto a la propia función cardíaca. Se contribuye así a una ulterior reducción de los mecanismos psicofisiológicos que alimentan el trastorno.
En el segundo encuentro el joven abogado muestra el cuaderno y hace notar que tras unos días de ritual, los latidos han bajado bajo los 80 latidos por minuto y durante la secuencia de medida aun más hasta rondar los 70. Tranquilizado por tal éxito, informa también de haber interrumpido del todo la petición de ayuda.
El paciente declara, de hecho, un mejoramiento neto también, aunque aun no puede considerarse fuera del problema. (…)
Continuación del tratamiento de la patofobia
En las fases tercera y cuarta del tratamiento se realiza el mantenimiento del ritual del control sistemático del latido cardíaco, dilatando el espacio de las tomas a 2 horas, 3 horas, 4 horas, etc. Además, gradualmente se hace afrontar al paciente situaciones hasta ahora evitadas. En este caso, actividad motora a la que el sujeto había renunciado por el miedo a provocarse un ataque al corazón.
El tratamiento continua durante 6 sesiones. El paciente recupera un estilo de vida sano, basado en un ejercicio cotidiano aeróbico y libre de la fóbica obsesión.
Progresivamente su pulso se ha regularizado en un ritmo de 60/70 latidos por minuto. Y el paciente ha aprendido a no asustarse cuando, durante el ejercicio físico, alcanza los 150 latidos por minuto antes de volver a la condición de reposo.
Tras el seguimiento tras 3 meses, 6 meses y 1 año desde el final de la terapia, los resultados se han mantenido. El joven informa que ya es parte de un equipo aficionado de fútbol, actividad que había abandonado en la adolescencia debido a sus fóbicas obsesiones. (Patofobia)