Esta estratagema, en apariencia un ejercicio teórico de geometría euclidiana, en realidad es la expresión más bien antigua de una inteligencia estratégica aplicativa, representada por el genial Arquímedes. Su afirmación dadme un punto de apoyo y moveré el mundo es su más sugestiva imagen.
Oponer un movimiento circular a una forma lineal hace posible algo que era considerado imposible, como por ejemplo el levantamiento y transporte de pesos gigantescos. Todas las grandes obras de ingeniería y arquitectura no existirían sin la aplicación práctica de ese principio. Los enormes bloques de piedra se hacían rodar sobre troncos; la invención de la rueda y la polea ha permitido aprovechar la misma estratagema: tratar una fuerza lineal con un movimiento circular, que en vez de oponerse a ella aprovecha ventajosamente su potencia.
Lo contrario es igualmente cierto: si quiero bloquear algo que rueda me basta con insertar una cuña entre el objeto y la superficie de rodamiento. Esta pequeña fuerza lineal concentrada en un punto está en condiciones de bloquear una potente fuerza circular..
Principio de complementariedad
Una vez más, con poco se obtiene mucho […] Se trata de valerse del principio de complementariedad en vez del de oposición. La representación ejemplificativa más clara es quizás su aplicación marcial: si los dos contendientes se enfrentan, oponiéndose directamente el uno al otro, el inevitable choque directo hará que el impacto sea la suma de las dos fuerzas que topan […] En cambio, si nos valemos de nuestra estratagema, en el momento del impacto uno de los dos contendientes, en vez de oponerse, se aparta ligeramente de lado empujando al adversario, éste caerá violentamente.
Esta escena mítica de Indiana Jones es un ejemplo clarísimo de lo lineal contra lo circular.
El movimiento circular de defensa captura la fuerza del adversario y la vuelve en su contra. O si, mientras el adversario se abalanza sobre él, el defensor asesta un golpe preciso en un determinado punto de su cuerpo en movimiento, como la pierna de apoyo, no sólo conseguirá bloquearlo sino también vencerlo rápidamente, puesto que la fuerza del impulso interrumpido incidirá sobre la articulación de la rodilla, que se romperá.
Por lo demás, las complementariedades naturales entre los elementos están en la base, ya sea de la filosofía taoísta, ya sea de las antiguas artes de combate orientales.
La alternancia entre duro y blando, lleno y vacío, evidente y escondido es el fundamento de las dinámicas que constituyen el equilibrio de las cosas.
La virtud no es considerada como para los estoicos el justo medio, sino la continua alternancia entre los extremos que se completan mutuamente en un equilibrio constituido precisamente por su recíproca complementariedad.
Causalidad circular
Gödel, Einstein, Eisenberg y otros modernos científicos han demostrado que esta aproximación, definida en la moderna epistemología como causalidad circular, o sea, la concepción por la cual causa y efecto constituyen un sistema circular de reciprocidad e interdependencia más que un lineal proceso secuencial, es la forma más correcta y evolucionada del modelo científico. Una vez más, la ciencia moderna confirma la sabiduría antigua.
Volviendo a las posibilidades prácticas, piénsese en otra antigua y formidable aplicación de este principio, que ha permitido que los hombres atravesaran los océanos: la habilidad de navegar evitando el impacto directo con las olas, penetrándolas con trayectorias que resisten su resistencia y aprovechan su impulso.
La estratagema en la comunicación
Aplicada al mundo de la comunicación, esta estratagema mantiene su sorprendente eficacia y representa un criterio básico para la selección de las estrategias de persuasión.
“Cuando se quiere demostrar algo general, hay que dar la regla particular de un caso; pero si se quiere demostrar un caso particular, habrá que comenzar por la regla general.”
Así nos ilustra Blaise Pascal (Pensamiento nº 40) un ejemplo de aplicación de esta estratagema de la comunicación: para probar una cosa, se puede remitir de otra, no probada pero expuesta como si lo fuera, que funcionará como indiscutible prueba de la primera.
Lo importante es que las dos cosas sean argumentativamente una lo opuesto de la otra. En síntesis, se trata de de comprobar un hecho sencillo con una teoría complicada y, al revés, exponer una tesis complicada con ejemplos sencillos y concretos.
Por lo demás, Gorgias, muchos siglos antes de Pascal, afirmaba “Se debe desarmar la seriedad del adversario con la risa y la risa con la seriedad”
Del mismo modo, si quiero persuadir a una persona que usa un lenguaje sencillo, debo hacerlo mediante argumentaciones elaboradas y retorcidas, a las cuales él intentará dar un sentido sencillo, encontrando así el fundamento de verdad y, por tanto, convenciéndose. Si, en cambio, tengo enfrente a un interlocutor que usa un lenguaje refinado y expone argumentaciones refinadas, deberé penetrar su exposición con fulminantes ejemplos concretos.
Así derrumbaré su complejo andamiaje expositivo con unos precisos mandobles directos a los puntos de apoyo. Él se aferrará, pues, a vuestras propuestas como un sediento en el desierto se zambulle en el agua de un oasis […]
Una persona que adopta una posición rígida será puesta en crisis por otra que se dirige a ella de manera firme pero suave […]
El arte de la estratagema
El arte está en saber sintonizar con el canal complementario al de nuestro interlocutor. Crear una dinámica de relación en la que su posición se convierta en emocionalmente insostenible. Usada con pericia, esta estratagema lleva a la solución de muchos problemas aparentemente irresolubles. Su aplicación no tiene límites, puesto que su criterio de fondo coincide con la naturaleza de la evolución, del cambio de las cosas y los seres vivos.
(De “El arte de la estratagema. O cómo resolver problemas difíciles con soluciones simples”. Giorgio Nardone. RBA Integral)