EJERCICIOS PARA EL MORALISTA
Para recuperar tu superpoder, tienes que trabajar para flexibilizar tu percepción de la realidad, descentrándote de tu propio punto de vista y acercándote al de los demás. Esto te servirá para colocarte a la distancia emotiva necesaria para saber cuándo es oportuno intervenir y, sobre todo, decidir en qué modo hacerlo. Como el enfoque estratégico ha ya demostrado ampliamente, el convencimiento racional del que se parte, sosteniendo con firmeza las propias convicciones, es una pésima estrategia comunicativa porque incrementa enormemente la resistencia al cambio del interlocutor. Será por tanto importante pasar del convencimiento a la persuasión, teniendo en mente que, como sostenía el filósofo y gran comunicador Blaise Pascal, a menudo nos convencemos mejor de los razonamientos que encontramos nosotros mismos que de los que provienen de los demás.
Si quieres persuadir a tus interlocutores, conducirlos suavemente a ti, debes inicialmente estar dispuesto a escuchar y comprender el punto de vista desde el que el otro observa la realidad, y solo después de haber hecho esto, añadir algo a su argumentación que lo conduzca a valorar tu punto de vista como posible y válido.
Presta atención a los patrones de pensamiento justo/equivocado
Durante un par de semanas ten un diario donde anotar todas las veces que juzgas o criticas a los demás o a la realidad circundante porque no es como te gustaría que fuese. Al final de las dos semanas analiza tus anotaciones y trata de localizar los resortes (es decir, los elementos desencadenantes, que han desatado tus reacciones de juicio y crítica). ¿Todos son relativos a principios y valores fundamentales para ti? ¿O a veces tiene relación con cosas poco relevantes? Empieza discriminando las cosas por las que vale la pena activarse de las que no requieren necesariamente ser realizadas de manera excelente.
Ejercítate en flexibilizar tu punto de vista
Cuando te encuentres de frente a una situación que valores negativamente, prueba a observarla desde al menos tres puntos de vista diferentes del tuyo (lo ideal sería llegar a cinco). Para facilitar el descentrarte de tu punto de vista podrías preguntarte cómo vería esa misma situación una persona que conoces bien (por ejemplo tu pareja, tu madre, un amigo…) o alguien que sientas como muy alejado de ti (un extremista político con ideas opuestas a las tuyas, el colega que te resulta tan antipático, una persona atea si tú eres creyente o un creyente si eres ateo, solo por darte unos ejemplos). También ante un trabajo que tengas que realizar, imagina tres modos diferentes en los que podrías llevarlo a cabo como alternativa a lo que te sugiere tu libro de instrucciones. Limítate a encontrar los diferentes puntos de vista sin juzgarlos, simplemente como ejercicio de flexibilidad mental.
Este ejercicio te ayudará a ser capaz de observar la realidad desde perspectivas diferentes, elemento fundamental no solo para hacer menos rígido tu libro de instrucciones y poder vivir con más serenidad, sino para comunicar de manera persuasiva en el caso de que consideres importante intervenir. Ten en cuenta que, como expresa un aforismo atribuido a Sócrates, el arte de la persuasión empieza con abrir la mente y las orejas y no la boca.
Aprende a observar sin intervenir
Cuando sientas el impulso de criticar a alguien porque no está haciendo algo de manera correcta para ti, evita intervenir y limítate a observar los efectos de lo que está haciendo. ¿El resultado es fallido, o bien el objetivo se ha conseguido? Si el resultado, pese a no ser perfecto, es satisfactorio, deja las cosas como están […]
Busca las excepciones positivas
Tu guion te lleva siempre a focalizarte sobre lo que no va bien y debe ser corregido y mejorado. Para contrastar esta actitud desequilibrada y tendenciosa, durante varias semanas presta atención a lo que te suceda que revele aspectos positivos en lo que observes […] Evita esforzarte en buscar lo positivo, porque esto podría producir un efecto paradójico y ponerte más rígido aún en tu guion; simplemente deja que estas excepciones positivas se presenten solas y, gradualmente, reequilibren tu tendencia a la crítica.