La transferibilidad
En el Centro de Terapia Familiar Breve nos hemos ocupado durante muchos años de la transferibilidad de las intervenciones de un caso a otro. Particularmente, de las tareas para el hogar. Este interés nos ha proporcionado varias claves para comprender mejor los procesos de desarrollo de la solución.
La transferencia de algunas tareas depende de los modelos de interacción de los clientes (por ejemplo, asignar una pelea estructurada para detener las disputas en las parejas). Mientras que otras dependen del contexto de los clientes o de la definición del problema (por ejemplo, asignar una tarea de escritura para reemplazar “pensamientos obsesivos”).
Un trabajo más reciente, centrado en el “desarrollo de la solución”, indica que la transferibilidad, en algunos casos, depende más de la estructura de la tarea misma. Y tiene muy poco o nada que ver con los modelos de interacción o el contexto específico de un motivo de consulta concreto (por ejemplo, decirle al cliente que “haga algo diferente” en la situación problemática). Este tipo de tarea transferible se denomina “llave maestra”.
La tarea formalizada de la primera sesión
Otro ejemplo es nuestra tarea formalizada de la primera sesión (TFPS):
“Entre este momento y la próxima vez que nos veamos, nos gustaría que observe, con vistas a que pueda describirlo, qué cosa sucede en su familia que usted desea que continúe sucediendo”. Esta ni siquiera depende de la capacidad del cliente ni de la del terapeuta para describir cuál es el problema.
Con mucha frecuencia, en la sesión siguiente el cliente informará que ha hecho algo o que ha logrado que algo sucediera que es absolutamente diferente.
Las llaves maestras parecen útiles para abrir la puerta al cambio y la solución en muchas situaciones, independientemente de cuál sea el motivo de consulta específico.
Detrás del espejo, describimos nuestras observaciones de una sesión o una serie de sesiones (del mismo caso) . Y buscamos en nuestros recuerdos (y en videocintas) casos anteriores y secuencias no relacionadas de acontecimientos que se ajusten a las mismas reglas para describir modelos y forma.
Este proceso de comparación nos permite estudiar los modelos y formas de interacción y relación presentes en diversas situaciones, clínicas y de otro tipo. Lo que es observable, repetible y comunicable son los modelos y formas de nuestras descripciones.
Excepciones al problema
Cuando el modelo y la forma de las descripciones son similares, el proceso de comparación conduce a la idea de que la misma intervención podría ser útil en casos afines, es decir, pistas y llaves maestras. Mientras continuamos observando este proceso comenzamos a desplazar el eje hacia el proceso de las entrevistas. Y nos dimos cuenta de que muchos clientes informaban que había excepciones a la regla de que el problema siempre esté presente.
Algunas de estas excepciones los clientes las describían como espontáneas -simplemente sucedió- . Mientras que otros las describían como el resultado de un cambio deliberado en la conducta. En ambos casos, se puede considerar que las descripciones incluyen una diferencia que todavía no adquirió significado para ellos.
Este nuevo modelo de descripciones nos llevó a la creación de una nueva llave maestra: búsqueda de excepciones que pudieran convertirse en diferencias significativas (esta pista es lógicamente idéntica a nuestra TFPS y sus variantes). Cuando esta búsqueda tiene éxito y las diferencias se observan y se mencionan en la primera sesión, se reafirma la expectativa de una transformación significativa tanto en lo que se refiere al motivo de la consulta como en el plano de la solución ¡porque ya se ha producido algo diferente en la esfera del problema!
Cooperación
Puesto que el cliente ya está haciendo algo relacionado con el motivo de la consulta, la cooperación entre ambos se reafirma cuando este éxito se constituye en el centro de atención del terapeuta. Como es comprensible, esto significa que el terapeuta, ya en la primera sesión, responde con una expectativa abierta de transformación o cambio permanentes.
Desde el comienzo de la primera sesión, el terapeuta y el cliente se dedican a construir una realidad terapéutica basada en la transformación o el cambio permanentes (como se manifiestan en las excepciones). Y no en la iniciación del cambio. Cuando se identifican las excepciones, en la tarea para el hogar habitualmente se incorporará la idea de que el cliente debe hacer más de lo que está haciendo y no la sugerencia de que haga algo distinto.
La pregunta por el milagro
“Supongamos que una noche, mientras duerme, se produce un milagro y su problema se resuelve. ¿Cómo se daría cuenta? ¿Qué sería diferente? ¿Cómo lo sabría su esposo sin que usted le dijera ni una sola palabra sobre el asunto?”
Se utiliza en casi todas las primeras sesiones en el CTFB para ayudar al terapeuta y al cliente a describir qué características tendrá una solución.
Es típico que, cuando se les pregunta directamente acerca de sus objetivos para la terapia, los clientes digan que quieren “sentirse mejor”. O algo igualmente global y no específico.
Si se pregunta indirectamente acerca de objetivos utilizando la secuencia del milagro, uniformemente se logra producir descripciones de conductas concretas y específicas. Hemos descubierto que este modo de echar una rápida ojeada al futuro es el marco más eficaz para ayudar a los clientes a fijar objetivos. Y de describir así cómo se darán cuenta cuando el problema esté resuelto.
Por medio del uso de esta pregunta, el terapeuta y el cliente se ponen en condiciones de lograr una imagen lo más clara posible de las características que tendrá una solución. Aun cuando el problema sea vago, confuso o no esté claramente descrito.
Corrección de objetivos
Cuando la descripción del futuro incluye una continuidad de la excepción (por ejemplo, no mojar la cama) entonces podemos sentirnos más seguros de estar en el camino correcto. Pero, si las respuestas a la secuencia del milagro no están basadas en las excepciones (por ejemplo, llegar puntualmente a la escuela y obtener buenas calificaciones), entonces sabemos que es necesario redefinir el motivo de la consulta (es decir, el problema es más amplio que “simplemente mojar la cama” e incluye la mala conducta del niño en la escuela y por lo tanto el hecho de no mojar la cama ocasionalmente puede no ser una excepción al motivo de consulta más general. En ese caso es necesario que el terapeuta continúe buscando excepciones viables al problema más general)
El punto ciego
Históricamente la psicoterapia se ha ocupado de problemas (definidos de muy diversas maneras) y de soluciones (rara vez con alguna definición), y en los problemas se ha concentrado la parte principal de los esfuerzos. (…) Así, en la psicoterapia se ha desarrollado un punto ciego al no darse cuenta de que un concepto de solución debe elaborarse antes de que haya siquiera un concepto denominado “problema”. “Problema” es simplemente una de las muchas maneras en que tales acontecimientos pueden denominarse y comprenderse.
Se trata de una gestalt en la que la solución es el fondo para la figura del problema. Sin la idea de que los problemas se pueden resolver, lo que se denomina problemas en el mundo de la psicoterapia se transformaría simplemente en “hechos de la vida” o acontecimientos desafortunados que no se podrían evitar y/o cambiar.
Al parecer, nuestro trabajo en el CTFB ha invertido el proceso al examinar exclusivamente el lado de la solución en la distinción.
Un enfoque simplificado
En general, las soluciones simplemente consisten en que alguien hace algo diferente o ve algo de modo diferente, lo cual conduce a un aumento de la satisfacción. Esta concepción más general de la solución y el problema ha llevado al CTFB a un enfoque simplificado que tiene menos limitaciones para definir cómo puede lograrse una solución.
Con frecuencia a las personas les resulta difícil dejar de tratar de resolver un problema porque “en lo profundo” se aferran a creer que una solución es al mismo tiempo factible e indispensable si verdaderamente hay que resolver un problema. Con frecuencia no se distinguen las soluciones a los problemas, a menudo parecen simples preliminares. Terminamos por buscar explicaciones porque creemos que sin explicación una solución es irracional. Y no reconocemos que la solución misma es su mejor explicación.
(De “Claves en psicoterapia breve. Una teoría de la solución” Steve de Shazer. Gedisa Editorial)
Son muy educativos los artículos que publicas Alicia, sienta muy bien leerlos con el primer café de la mañana para prestar más atención a nuestra conducta y a la forma que tenemos de comunicarnos y relacionarnos con el entorno. Gracias u un abrazo.
Muchas gracias, Isabel. Me gusta que lo acompañes con un café.
Cuantas terapias necesita el cliente?
Hola, Enid, te recomiendo ver este vídeo: https://youtu.be/Tewou1eaXZI