"El cambio estratégico"Comparación con otros modelos de terapiapsicoterapeuta estratégico

Esta teoría del cambio exige no solo una elevada capacidad por parte de quien la aplica, sino también, para quien quiera dominarla teórica y prácticamente, un notable esfuerzo y una gran constancia para aprender las habilidades del problem solving y las capacidades para utilizar la comunicación en sentido estratégico.

En otras palabras, se trata de convertirse en auténticos performer del cambio estratégico, y esto implica, como ocurre en cierto modo en las artes marciales más sofisticadas, la adquisición de una técnica mediante experiencia guiada y supervisada, hasta que se exprese naturalmente con su propio modo de actuar.

Los protocolos estratégicos, aunque estructurados en una secuencia rigurosa de técnicas, a diferencia de las conductuales, no están rígidamente estandarizados, sino que siempre contemplan una adaptación a las particularidades de los sujetos y de sus contextos, tanto en el lenguaje como en el tipo de relación. Esto hace que el proceso de formación para el director/actor del cambio sea más laborioso y exigente, pero también lo protege del riesgo de anquilosarse en esquemas de intervención no adaptables y, por tanto, no ajustados a las exigencias reales del que pide ayuda.

La unión entre ciencia y arte

Como afirma Gregory Bateson, “el rigor por sí solo es la muerte por asfixia, pero la pura creatividad es locura”. Hacer que una persona realice un auténtico cambio emocional correctivo implica que quien la guía hacia ese objetivo sea capaz de hacerlo de la manera más eficaz, adecuada y en el momento propicio. Por consiguiente, no basta con saber qué hay que hacer, porque hay que saber hacerlo eficazmente y elegir el momento más adecuado para hacerlo.

La unión entre ciencia y arte es lo que posibilita realizar cambios a veces aparentemente imposibles. Pero, paradójicamente, los puntos fuertes de este enfoque son también sus puntos débiles. La necesidad de que quien efectúa el cambio tenga una formación mucho más dura que la que requieren otros métodos, y el hecho de estar expuesto a la rigurosa comprobación de su capacidad para desempeñar la función de problem solver hacen que este modelo solo sea elegido por quien tiene una elevada autoestima y pretenda involucrarse como performer.

El psicoterapeuta estratégico expuesto

En otras palabras, como esta metodología es la que expone más al terapeuta, también es la que le da menos seguridad y lo protege menos en su función. Por esto, el método estratégico es tan selectivo que es descartado por el que desea una vida profesional tranquila.

Nunca hay que olvidar que la elección de la teoría que se va a aplicar está muy relacionada con nuestra personalidad y, una vez adoptada, se convierte en el elemento fundamental de nuestra identidad. Precisamente, el hecho de ser una combinación de ciencia y arte es lo que hace que el enfoque estratégico del cambio sea tan deseable para algunos y suscite al mismo tiempo tanta aversión en otros.

Es tan riguroso en sus estrategias que a los defensores del cambio sobre la base de la autenticidad y la espontaneidad les parece rígido, y a los que prefieren el rígido control procedimental demasiado artístico.

Su límite se corresponde con su virtud.

(Extraído de aquí)

El psicoterapeuta estratégico

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