Decálogo para el paciente:
- El paciente debe evitar dejarse intimidar por el papel o el lenguaje, a menudo abstruso e incomprensible, de los terapeutas. No aceptar de buen grado diagnósticos elaborados con lenguaje especializado sino pretender, de manera serena y firme, una clara y concreta explicación de las atribuciones e interpretaciones efectuadas por el terapeuta y de las motivaciones que lo inducen a tales evaluaciones diagnósticas. Evitar hacerse etiquetar patológicamente.
- Exigir claras y concretas indicaciones terapéuticas. Evitar dejarse embarullar por brumosas interpretaciones, meditaciones e indicaciones inconcretas.
- Evitar ser completamente aquiescente: si algo no se ve claro o no se quiere llevar a cabo insistir hasta la completa satisfacción. Es el terapeuta el que está a vuestro servicio, no vosotros al suyo.
- Acordad con vuestro psicoterapeuta los objetivos terapéuticos a alcanzar. Esto supone un modo de centrarlo en sus responsabilidades de terapeuta.
- Preguntad por una previsión, obviamente probabilística, de la duración de la terapia. Así tendréis una suerte de medida de la fiabilidad de lo que se está haciendo.
- Evitar recibir demasiados cumplidos así como ser continuamente denigrado. Los cumplidos agradan pero no curan. Las denigraciones pueden ser a veces útiles, pero si son constantes pueden hacer empeorar.
- Valorar en términos concretos de calidad vuestro estado, los cambios obtenidos y proponed esas valoraciones al psicoterapeuta. Así se le obliga a hacer algo y a que no se pierda dentro de su propia teoría.
- Hacer con el psicoterapeuta una valoración clínica de los costes y beneficios previstos. De este modo se evita disparar con un bazuca a un mosquito. También porque sois vosotros los que hacéis los gastos en primera persona.
- Si después de un tiempo (tres o cuatro meses) no observáis ninguna mejoría, cambiad de terapia o de terapeuta, o ambas cosas. Porque si un método no produce algún mejoramiento en el plazo de unos meses hay que dudar seriamente de su eficiencia. Una terapia que no funciona, si se prolonga, acaba por producir un empeoramiento.
- Iniciar la cura de los propios trastornos con terapias que expongan a los menores riesgos y peligros. Y a los mínimos costes existenciales. Solo si no se obtienen así resultados pasar a métodos más gravosos. Tened en mente que la máxima terapéutica es obtener mucho mediante poco. Existen muchas formas de terapia psicológica y psiquiátricas. Entre ellas existen intervenciones más o menos arriesgadas; es claramente aconsejable intentar la curación empezando primero con los tratamientos que si no curan por lo menos no dañan.
Bibliografía: “Manuale di sopravvivenza per psico-pazienti. Come orientarsi nella giungla delle terapie della mente”. Giorgio Nardone. TEA. Decálogo para el paciente.
Excelente artículo!!! una perspectiva muy original…
Buenos días, me parece muy buena la forma en q debe ser tratado el paciente con problemas psicológico Gracias.