Escuela de Palo Alto y Watzlawickejemplo de paradoja pragmática

¿Cuáles son los efectos de esa comunicación sobre la conducta? Éste es precisamente el interés de la pragmática de la comunicación humana. No cabe duda alguna de que la comunicación de este tipo crea una situación insostenible. Dado que el mensaje es paradójico, cualquier reacción frente a él dentro del marco establecido por el mismo debe ser igualmente paradójico. Es imposible comportarse de manera congruente y lógica dentro de un contexto incongruente e ilógico (…)

Si comparamos esto con el relato autobiográfico de un esquizofrénico, observamos que su dilema es intrínsecamente idéntico al de Rubashov. (NOTA: se refiere al personaje de la novela de Koestler, Oscuridad a mediodía). Sus “voces” colocan al paciente en una situación insostenible. Y luego se lo acusa de engaño o falta de buena voluntad cuando no puede responder a sus instrucciones paradójicas. Lo que hace que esta narración resulte tan extraordinaria es el hecho de que fue escrita hace casi 130 años. Mucho antes de que surgiera la teoría psiquiátrica moderna:

Fragmento de Oscuridad a mediodía (ejemplo de paradoja pragmática)

Me atormentaban las órdenes de lo que, según yo imaginaba, era el Espíritu Santo, para que yo dijera otras cosas, cosa por la cual tantas veces como la intenté, era tremendamente reprendido por comenzar con mi propia voz y no con la voz que se me daba. Estas órdenes contradictorias eran la causa, ahora tanto como antes, de la incoherencia de mi conducta, y esas imaginaciones constituyeron los principales motivos de mi posterior derrumbe total.

Pues se me ordenaba hablar, so pena de horrendos tormentos, de provocar la ira del Espíritu Santo y de incurrir en la culpa de la más espantosa ingratitud; y al mismo tiempo, cuando intentaba hablar, era dura y acusatoriamente reprendido por no utilizar la expresión de un espíritu que me era enviado; y cuando volvía a intentarlo, seguía equivocándome, y cuando rogaba internamente y decía que no sabía qué debía hacer, se me acusaba de falsedad y engaño, y de no querer realmente hacer lo que se me ordenaba.

Perdí entonces la paciencia y dije que se me querría confundir, decidido a mostrar que lo que me frenaba no era el temor ni la falta de voluntad. Pero en cuanto lo hice, sentí como antes el dolor en los nervios del paladar y la garganta al hablar, lo cual me convenció de que no solo me revelaba contra Dios, sino también contra la naturaleza; y caí en una sensación agonizante de desesperanza e ingratitud. (15, págs. 32-33). Ejemplo de paradoja pragmática

(Extraído de aquí)

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