El miedo es una percepción que activa respuestas fisiológicas, las más inmediatas de las cuales son el aumento del ritmo cardíaco, del ritmo respiratorio y del reflejo electrogalvánico, que activan el organismo en cuestión de milésimas de segundo para una posible fuga o lucha.
Cuando el conjunto de estas reacciones se mantiene durante un tiempo más prolongado que el de la respuesta inmediata al estímulo, se define como ansiedad. Por tanto, la ansiedad no es una reacción patológica sino la respuesta natural del sujeto ante una sensación de amenaza. Solo se convierte en patológica cuando supera el umbral de la funcionalidad y conduce al organismo a un auténtico bloqueo psicofisiológico: el pánico.
Control de la ansiedad a través de la gestión del miedo
A veces, en sujetos que han experimentado ataques de pánico en repetidas ocasiones, una activación sana de la ansiedad se vive con temor. Porque se interpreta como el preludio a una escalada psicofisiológica que conduce al ataque de pánico. Así pues, miedo y ansiedad se influyen de manera recíproca. El uno es el efecto de la otra. Aunque el efecto a su vez puede transformarse en causa.
Sin embargo, lo que marca la diferencia es que, si se aprende a gestionar el miedo se controlará también la ansiedad. Mientras que si se trata de reducir únicamente la ansiedad (con fármacos, por ejemplo) no se eliminará el miedo.
Como escribe el prestigioso neurocientífico Antonio Damasio (Gazzaniga, 1999), si se sedan con fármacos las reacciones de ansiedad de un sujeto aquejado de miedo patológico se bloqueará la activación fisiológica, pero no se estará eliminando la percepción del miedo. Es como escayolar a alguien y luego someterle a estímulos amenazadores: no podrá reaccionar, pero experimentará miedo. Además, la mayoría de las veces la sedación farmacológica mediante fármacos ansiolíticos conduce a efectos paradójicos después de algunos meses, pues alimenta la ansiedad en lugar de reducirla.
También podemos aprender una técnica de relajación. Ésta, siempre que seamos capaces de aplicarla durante un arrebato de miedo, controlará nuestra reacción, pero no cambiará nuestra percepción. Se debe intervenir sobre la percepción de lo que asusta y no solo sobre la reacción fisiológica. La transformación de lo aterrador en algo que se puede gestionar restituye a la persona la sensación de control sobre sí misma y sobre las circunstancias que teme.
Angustia y ansiedad
Estar angustiado es muy distinto a estar ansioso. Mientras la ansiedad se convierte en patológica por exceso, la angustia es un estado de malestar, nunca de activación positiva. Se trata de un estado de expectativa negativa con respecto a los acontecimientos futuros y no solo de un pesimismo hipotético, sino de la certeza de que las cosas irán a peor sin posibilidad de intervención.
El angustiado es aquel que siente estar sufriendo una condena de la que no puede escapar y que vive en un estado de pesadumbre a la espera de que ésta se cumpla. La sensación de impotencia transforma la espera en algo aún más trágico, pues convierte al sujeto en alguien indefenso y le conduce a crisis depresivas.
El equivalente sintomático más frecuente de la angustia es un estado depresivo . Y una sensación de pesadumbre constante, con frecuentes efectos psicosomáticos y alteraciones del sueño. Incluso en este caso la solución al malestar no puede pasar por una sedación de los efectos fisiológicos, sino por el cambio en la percepción de condena que el sujeto vive. Además, en estos casos la sedación limita los síntomas e inhibe los recursos del sujeto. Y provoca otro círculo vicioso patógeno: estoy mejor, pero me siento aún más inepto porque me falta capacidad de reacción.
Como suele decirse, nunca hay que perder de vista que “solo quien tira la toalla se da realmente por vencido”.
Extraído del fantástico libro “El miedo a decidir. Cómo tener el valor de elegir”. Giorgio Nardone. Paidós. Fármacos
Buenas tardes Alicia:
Me llamo Jaime Escudero Cruz , acabo de cumplir 42 años y llevo ya dos años diagnosticado de fibromialgia y un año mas o menos de trastorno de depresion grave. La verdad es que estoy desesperado y empezando a sentir miedo por lo que pudiera venir, ya que actualmente me sigue viendo distintos especialistas por si hubiese algo mas escondido por debajo de la fibromialgia.
Por otro lado tengo que aguantar la prepotencia y la estupidez de ciertos profesionales que todavia nos llaman vagos y estafadores de la SS…el proximo dia 10 tengo cita con el psiquiatra y ya llevo dias sintiendome mal. Me lo dice todo mi cuerpo, pero sobre todo el estomago…las entrañas mas bien… el miedo se agarra con tanta fuerza que es imposible librarse de el. Que me aconsejas en mi caso?
Muchisimas gracias de antemano.
JAIME ESCUDERO CRUZ
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