"La terapia de los ataques de pánico"Terapia Breve Estratégicaneurociencia

Las psicoterapias siempre han conseguido sus efectos clínicos alterando la actividad neuronal. Pero no se tenía conocimiento de ello, sostienen Manna y Daniele (2014). Hoy en día se empieza a perfilar este conocimiento y a profundizar en él. Con las técnicas modernas de neuroimagen que aporta la neurociencia, es posible distinguir las correlaciones neurobiológicas de los resultados psicológicos y conductuales promovidos por el proceso terapéutico (…)

La percepción, el sistema perceptivo-reactivo y la Neurociencia

La percepción humana, como corroboran los estudios de psicobiología, implica un proceso eminentemente subjetivo de integración entre una elaboración

  • bottom-up, es decir, fundada en datos procedentes del exterior,
  • y una top-down, basada en factores individuales influidos por las experiencias pasadas, por las expectativas, por los esquemas, por los objetivos, por las emociones y por el contexto perceptivo.

Cada individuo tiende por tanto a reconocer más que a conocer. Y a reaccionar de forma consecuente a la construcción de la propia realidad, reforzando así también en el plano neuronal ese proceso de percepción y reacción, que en el futuro será cada vez más probable (se rebaja el umbral de activación cerebral) e intenso (se incrementa la descarga neuronal).

Cuando el sistema perceptivo-reactivo se vuelve patológico, se anquilosa en modelos interactivos recursivos y autopoiéticos, que no permiten una adaptación funcional a la realidad. Es decir, se produce la pérdida de la cualidad autocorrectiva. Con el resultado de tener soluciones intentadas específicas que contribuyen a estructurar y a mantener el problema.

La memoria neuronal

Las soluciones intentadas disfuncionales, en cuanto procesos de conducta o pensamiento que se vuelven superaprendidos y automáticos, tienen una sólida representación cerebral. Probablemente está situada en buena parte en los sitios neuronales de la memoria procedimental, somática, visceral, emocional, interpersonal implícita, que intervienen en nuestro patrón de respuestas dominantes a estímulos específicos, que por su naturaleza, también neurológica, escapan al control cortical y tienden a resistir al cambio.

Precisamente por esto, según muchos autores, las psicoterapias tradicionales tienen efectos limitados sobre las conductas desadaptativas y sobre los síntomas de los pacientes. Centrándose por lo general en procesos mediados en el nivel cortical que tienen poca posibilidad de control sobre las áreas subcorticales implicadas (LeDoux, 1996; Manna, Daniele, Pinto, 2014; Panksepp et al., 1998; Davidson, Irwim, 1999).

La psicoterapia breve estratégica siempre ha puesto el foco en la interrupción de las soluciones intentadas disfuncionales. Y en el estudio de las modalidades que permiten conseguirlo lo más rápidamente posible, a fin de que se produzca la experiencia emocional correctiva que, al repetirse y consolidarse en un determinado período de tiempo, permitirá al paciente estructurar un equilibrio funcional (…)

Solución a nivel subcortical

Si la solución intentada que mantiene el problema tiene un origen subcortical, entonces la solución debe situarse al mismo nivel. O por lo menos conseguir actuar a este nivel. En efecto, el uso del lenguaje analógico y de una comunicación no verbal apropiada, además de la propia formulación lingüística de ciertas técnicas terapéuticas, tiene como objeto inducir un estado de fuerte activación emocional. Este es conocido como arousal emocional, y desempeña una función crucial en la organización de la actividad cerebral. Su fuerza reside en la capacidad de extenderse en el cerebro y perpetuarse, llegando a concentrar gran parte de los recursos cerebrales de la persona en ese estado y suspendiendo la actividad de los otros sistemas emocionales. De este modo, consigue literalmente organizar el aprendizaje.

En general, cuanto mayores son los sistemas cerebrales activos durante los estados emocionales y cuanto más intensa es la excitación, tanto más elevada será la probabilidad de que se desarrolle un aprendizaje paralelo en los procesos cerebrales respecto a un estado no-emocional (…)

El miedo y la neurociencia

Uno de los estados emocionales más potentes en la organización y coordinación del aprendizaje cerebral es precisamente el del miedo. Todas las funciones cognitivas, como la atención, la percepción, la memoria y los procesos de razonamiento y de decisión están influidas por él (…)

De ahí la importancia de crear lo que en terapia breve estratégica se define como experiencia emocional correctiva. Esto es, una experiencia de fuerte impacto emocional capaz de reestructurar las conexiones sinápticas límbicas en general y amigdaloides en particular, sobre todo en los trastornos de pánico. Y esto con el fin de crear una nueva huella mnémica a través de los mecanismos sinápticos de potenciación a largo plazo.

Solo después de que las soluciones intentadas disfuncionales hayan sido atenuadas o debilitadas, en términos sinápticos, y se haya producido el desbloqueo del sistema perceptivo-reactivo patógeno, será posible y necesario ocuparse de forma más directa de las funciones psíquicas que están mayoritariamente bajo el control consciente y voluntario. Y de los sitios cerebrales de la memoria declarativa explícita. De modo que el proceso terapéutico pueda integrar los cambios neuronales subcorticales y corticales, a fin de proporcionar al paciente los recursos oportunos tanto para estabilizar y mantener los resultados alcanzados como para evitar recaídas. Neurociencia

(Extraído de aquí)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *

Publicar comentario