"La terapia de los ataques de pánico"Duda patológica y obsesionesTerapia Breve Estratégicaboicoteador

En la cuarta sesión de una terapia, para un caso de claustrofobia y miedo a volar, sucede lo siguiente:

T: ¿Cómo le ha ido con la superación de nuestros límites?

P: De la siguiente manera: he eliminado el Lexotan. En realidad no lo tomaba, pero tenía un vínculo con ese frasquito… He cogido ascensores, pero no sola.

T: Estupendo. De los ascensores no se puede escapar, aunque sean dos.

P: He practicado la peor fantasía. He atravesado un túnel, pero son solo tres kilómetros y medio aproximadamente, es corto y lo consigo. Cuando pienso que tengo que volver a coger el avión…

¡Porque era fácil!

T: Perdone. Ha hecho una cosa buena y dice: “Sí, pero era muy fácil“. Siempre hay un boicoteador en su interior que le dice: “¡Lo has hecho porque era fácil!“, pero antes no lo hacía. Ha cogido el avión por primera vez con más tranquilidad, pero dice que la próxima vez no será fácil, los ascensores no tienen importancia porque eran dos, aunque antes no entraba ni que fuesen cuatro; ha recorrido un túnel sin problemas, aunque luego dice que probablemente era muy corto…

P: Soy una neurótica?

T: Lleva en su interior el boicoteador que le va sembrando dudas.

P: Sí, es como si hubiese alguien…

T: A sus espaldas que le dice: “¡Total, no lo conseguirás!

P: Exacto

T: Cuando surge ese pensamiento debe hacer caso omiso. Cuanto más lo combate, más lo alimenta. Siempre estará ahí el boicoteador para decirle: “¡No lo conseguirás, te irá mal!“. Debe evitar combatirlo; de lo contrario siempre tendrá las de ganar. Aparece y usted se lo lleva consigo. Es una trampa que se llama duda patológica. Y por lo general es el origen de algunas formas de pánico y de obsesiones. ¿Ok?

P: No tengo un alto concepto de mí misma. Me infravaloro.

T: Porque si va bien, es por su suerte; si va mal, me lo merecía. De modo que si vence no vale nada; si pierde, vale el doble…

P: Exacto.

No lo conseguirás

T: Nuestro boicoteador interior siempre está ahí para decirle: “total, no lo conseguirás…“. Por tanto, debemos demostrar al boicoteador interior, sin hacerle caso, que usted es capaz de lograrlo todo, hasta que lo matemos, porque este es nuestro objetivo. Si queremos matar al boicoteador interior, lo primero que hay que hacer es no responderle, y en cambio usted está respondiendo constantemente a sus presguntas, hasta el punto de que incluso me las hace a mí: “¿Lo conseguiré, seré capaz?“.

Y cuando uno se hace una pregunta de este tipo, la respuesta siempre es indecidible, siempre es un fracaso, siempre es patológica. Cuando me formulo una pregunta que presupone algo que en este momento no soy capaz de hacer porque es fruto de una conquista, siempre será un fracaso. Y usted, en vez de valorar lo que ha hecho hasta ahora, valora lo que todavía le queda por hacer, y siempre está a la defensiva.

P: Sí, es cierto; hace años que ocurre así.

T: Sí, pero nosotros solo la hemos visto en cuatro sesiones. Hoy es la cuarta y ya ha hecho concretamente las cosas que debía hacer; ahora tenemos que desmontar el mecanismo mental. (…)

T. (…) Cuando le surja la duda: “¿Y si ocurre esto? ¿Seré capaz?“, piense que es su boicoteador interior, y no le responda. He de evitar dar una respuesta a una pregunta incorrecta porque si respondo alimento a mi boicoteador. ¿Ok? De modo que bloqueo la respuesta para inhibir la pregunta. No puedo suprimir al boicoteador porque está dentro de mí, pero puedo evitar responderle. Si bloqueo la respuesta, inhibo la pregunta. ¿Seré capaz? Tiene que evitar responder…¿Pero lo conseguiré? Pregunta patológica, bloquea cualquier respuesta.

(Extraído de aquí)

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