La importancia del ritual
El ritual es la síntesis más universal y elegante en que pueden combinarse todas las diversas intervenciones descritas en este libro.
Tal vez una de las enfermedades de la época moderna sea que llevados por la hybris de nuestro hemisferio cerebral izquierdo, hemos desterrado en buena parte de nuestras vidas el ritual.
Serían muchísimas las personas que podrían aceptar mucho más rápidamente y con algo menos de sufrimiento el fracaso de su matrimonio, si la banal firma al pie del documento de divorcio pudiera revestirse de un ritual moderno.
Mara Selvini
Hasta donde alcanzan mis conocimientos, la utilización consciente, planificada hasta en sus menores detalles, del ritual, fue introducida por vez primera en la terapia de la comunicación por Mara Selvini y sus colaboradores, del instituto de la Familia de Milán.
Según esta autora, un ritual familiar es una acción o serie de acciones, acompañada de fórmulas verbales, que se lleva a cabo con participación de toda la familia.
Como todo ritual, tiene que consistir en la secuencia, sujeta a ciertas normas, de unos determinados pasos en un determinado momento y en un determinado lugar . Y añade:
“Se trata más bien de un contrajuego que, una vez jugado, destruye el juego anterior. Con otras palabras, lleva a la sustitución de un ritual insano y epistemológicamente falso (por ejemplo del síntoma anoréxico) por un ritual sano y epistemológicamente correcto”
Ejemplos
Añadimos aquí la descripción resumida de uno de sus ejemplos:
Un niño, cuyo electroencefalograma mostraba una perturbación cerebral mínima, fue llevado a una terapia de familia, porque su psiquiatra se negó a seguir el tratamiento. El niño parecía inaccesible al psicoanálisis y mostraba una agresividad poco menos que intolerable.
Al cabo de 4 sesiones con los padres, dos en presencia del niño, llegaron los terapeutas a la convicción de que, aparte los conflictos intensos entre los cónyuges, el muchacho se hallaba inserto en una situación de doble vínculo de la que no podía liberarse.
Declarado enfermo por los neurólogos y atiborrado de dosis masivas de tranquilizantes, abandonado por el psiquiatra como casi sin remedio, se le trataba en su casa como un perturbado mental. Y se le permitía, por consiguiente, comportarse de una manera que los padres no consienten a ningún niño en su sano juicio: dar fuertes puntapiés a su madre en la cara cuando ésta le ponía los zapatos; atacar con el cuchillo de mesa; arrojar los platos de sopa sobre el vestido de su madre, etc.
Doble vínculo y la importancia del ritual
En cambio, se le presentaban, en sermones y quejas inevitablemente prolijas, las “fechorías” que cometía, cuando se comportaba como un niño normal de su edad. Los terapeutas advirtieron de inmediato que su primera tarea consistía en eliminar aquella situación de doble vínculo. Mediante el recurso de destruir la convicción de los padres de que su hijo era un enfermo mental.
Pero también comprendieron que no podrían conseguir este objetivo con aclaraciones verbales, que hubiera inmediatamente rechazado. Decidieron, pues, prescribir el siguiente ritual familiar: aquella misma noche, después de cenar, toda la familia debía dirigirse en procesión al cuarto de baño, donde el padre debería recoger todos los frascos de medicinas del niño, y dirigiéndose a éste, debía decirle en tono solemne:
Hoy nos han dicho los doctores que debemos tirar todas estas medicinas, porque tú estás completamente sano. Simplemente eres un niño malcriado, y no toleraremos más tus groserías.
A continuación, debería ir vaciando, uno tras otro, todos los frascos de medicina, echando su contenido al water y repitiendo en cada frasco: Estás completamente sano.
A pesar del miedo de la madre de que, sin sus calmantes, el niño acabaría por matarla, la importancia del ritual fue tan grande que llevó a la desaparición del comportamiento agresivo.
(De “El lenguaje del cambio. Nueva técnica de la comunicación terapéutica”. Paul Watzlawick. Herder Editorial)