Terapia Ericksonianamotivación y competencia

Erickson tenía una misteriosa habilidad para crear un clima en el cual las personas pudieran lograr acceso a la competencia o motivación que necesitaban para resolver sus problemas.

La motivación en el chico bloqueado con la lectura

Como ejemplo de la evocación de competencia tenemos un caso de Erickson en el cual un chico estaba completamente bloqueado en cuanto a la lectura. Tenía 11 años, pero todos los años los maestros lo hacían empezar de nuevo a leer en el nivel de primer grado. Erickson se enteró de que el niño había pasado sus vacaciones de verano en la Costa Oeste. Entonces provocó una discusión, insistiendo en que Los Ángeles estaba a una distancia de 1200 kilómetros, y Spokane a 500 kilómetros. Según el niño, esto no era así. Erickson sacó un mapa para verificarlo. Empezó a buscar Spokane cerca de Salt Lake City, pero el chico lo corrigió, y encontró el lugar en el mapa, cerca de Portland.

Después de una serie de errores de ese tipo, el niño fue logrando leer cada vez mejor los nombres en los mapas. Erickson comentó que él era miembro de un automóvil club que entregaba gratuitamente a los socios mapas y folletos para planificar viajes. El chico convenció a su padre de que se asociara al club y consiguiera muchos mapas y folletos para planificar las vacaciones de la familia. Lo leyó todo, y aconsejó al padre acerca de las rutas que tendrían que tomar, y de las guías que verían. El niño se unió a sus compañeros, en el nivel de lectura que le correspondía por su edad, cuando empezó el período escolar, en el otoño de ese año (Haley, 1985, vol.3, págs 126-127).

El caso del ataque incapacitante

El siguiente caso proporciona otro ejemplo del acceso a la competencia y la motivación. Erickson parecía dispuesto a casi todo, incluso a hacer que los pacientes se encolerizaran con él, si ello facilitaba la terapia.

Una mujer de otro estado llevó a su esposo para que Erickson lo tratara. Era un hombre muy orgulloso que había sufrido un ataque incapacitante. Antes de este episodio, había estado al frente de su propio negocio y disfrutado de un carácter independiente. Después del ataque, ya no podía moverse mucho, ni hablar nada; los gastos médicos se llevaron su negocio familiar, y además dinero. Había estado internado durante más de un año en el hospital escuela, donde continuamente padeció la humillación de ser presentado como ejemplo didáctico de “caso desesperado”. Un médico lo remitió a Erickson, recomendando la hipnosis como ayuda posible para la rehabilitación.

Erickson se vio primero con la esposa, y ésta le dijo que el marido era orgulloso y no le gustaba recibir órdenes de nadie. Erickson hizo que entraran al hombre y procedió a llamarlo un cerdo prusiano nazi (refiriéndose a los orígenes étnicos del paciente), que se contentaba con yacer en un lecho de caridad. Agregó que la mujer iba a llevarlo al consultorio todos los días, para que él siguiera insultándolo. El hombre se encolerizó tanto que gritó “¡No!” y luchó para salir de la habitación por sus propios medios.

Día tras día la desconcertada mujer llevó al hombre al consultorio de Erickson, donde este lo insultaba y provocaba las reacciones que condujeron a la recuperación del lenguaje y la movilidad por parte del paciente. Al finalizar la terapia, la esposa quedó sorprendida al oír que su marido le decía a Erickson que lo quería como a un hermano (Haley, 1973, págs. 310-313; Rossi, 1980, vol. 4, págs. 321-327).

(Extraído de aquí)

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