Terapia Ericksonianacaballo

La historia del caballo

A menudo se dice que Erickson era directivo y que utilizaba técnicas y sugestiones indirectas. Esto podría verse como una contradicción, pero en realidad no lo es. Erickson narró la siguiente historia en un seminario.

Un día volvía de la escuela secundaria cuando un caballo desbocado pasó velozmente junto a un grupo de nosotros para entrar en el corral de un granjero…en busca de un trago de agua. El caballo sudaba profusamente. Y el granjero no lo reconoció, de modo que lo acorralamos. Yo salté al lomo…puesto que tenía bridas, tomé las riendas y le dije “¡Arre!”…orientándolo hacia la carretera. Sabía que el caballo tomaría la dirección correcta…No sabía cuál era esa dirección. Y el caballo trotó y galopó. De vez en cuando olvidaba que estaba en la carretera y entraba en un campo.

De modo que tenía que tironear un poco y llamar su atención acerca del hecho de que se suponía que debía marchar por la carretera. Y finalmente, a unos seis kilómetros del lugar donde lo había montado, entró en un corral y el granjero dijo: “De modo que es así como ha vuelto ese animal. ¿Dónde lo encontraste?”

“A unos seis kilómetros de aquí”, le respondí.

“¿Cómo sabías que volvería aquí?”,

“No lo sabía…el caballo lo sabía. Todo lo que hice fue mantener su atención puesta en el camino.”

…Creo que es así como se hace psicoterapia. (Gordon y Meyers-Anderson, 1981, pág.6)

Muy directo

Erickson era en efecto muy directo en cuanto a conseguir que la gente hiciera cosas y a bloquear pautas antiguas que mantienen el síntoma. Nunca pretendió decirle a la gente cómo tenía que vivir o debía manejar su vida en general. Pensaba que esto es erróneo. “¡Como si alguien pudiera realmente decirle a otra persona de qué manera tiene que pensar, sentir y reaccionar ante una situación determinada!”

Asignaba tareas o formulaba sugestiones que se limitaban a aflojar las rigideces de la persona en medida suficiente como para que ella descubriera otros modos de pensar y comportarse, capaces de eliminar el síntoma. Sus sugestiones e instrucciones permitían al paciente encontrar sus propios significados y modos de resolver sus problemas.

Erickson era muy directivo en el abordaje de los síntomas, y muy indirecto en lo concerniente a la manera en que las personas vivirían sus vidas una vez suprimida la sintomatología, e incluso en lo que tenía que ver específicamente con la resolución del síntoma. “Demasiados hipnoterapeutas lo llevan a uno a cenar y después le dicen lo que tiene que pedir. Yo llevo al paciente a comer y le digo: “¡Pida lo que quiera!”. El paciente elige lo que quiere comer. No lo molestan mis instrucciones, que no harían más que obstruir y oscurecer sus procesos interiores” (Erickson, en Rossi, 1981).

(Extraído de aquí)

 

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