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El sexo fácil y rápido es accesible para todos a través de internet, permitiendo una tipología de relación sexual suceptible de generar una fuerte dependencia. La mayor parte de los adictos al cibersexo son hombres, casados y/o separados, que pasan en torno  a 11-35 horas a la semana atrapados frente al ordenador. También es elevado el número de adolescentes que caen en las redes, tras un primer contacto con la finalidad de satisfacer alguna fantasía sexual o por mera curiosidad.

Signos clínicos del adicto al cibersexo

Según Young (2001), los signos clínicos del dependiente del cibersexo son los siguientes:

  • Emplea mucho tiempo en los chat-room y mensajería privada solo para encontrar temas referentes al sexo o para encontrar una pareja sexual
  • Utiliza frecuentemente la comunicación anónima para expresar fantasías sexuales atípicas, que no haría jamás públicas en la vida real.
  • Procrastina la excitación o la gratificación sexual
  • Alterna material del cibersexo al sexo a través del teléfono
  • Esconde sus interacciones sexuales a los demás
  • Siente culpa o vergüenza por el uso que hace de la red
  • Inicialmente se excita cuando se encuentra por casualidad material cibersexual y luego lo investiga activamente
  • Se masturba durante el chat erótico
  • Considera el cibersexo como la forma primaria de gratificación sexual, reduciendo la frecuentación con la pareja real

El dependiente encuentra en el cibersexo una serie de ventajas innegables:

  • En internet no se siente juzgado. Se libra de la timidez y de los límites de su personalidad (que puede quedar encubierta)
  • Puede elegir entre muchas más posibilidades que en la vida real
  • Puede escapar del aburrimiento y monotonía de la relación con su pareja o simplemente de la soledad o la responsabilidad de una relación real (compromiso, hijos, etc)
  • Consigue sentirse importante, más capaz y con más poder. Incluso puede actuar de manera prepotente o como un verdadero verdugo, debido a que la distancia atenúa la humanidad e impide sentir el dolor del otro .

De hecho el cyber-bulling es ya un fenómeno en crecimiento constante.

Una jaula protectora

El ciberdependiente encuentra así un medio para idealizar a los otros y a sí mismo. Y de esta manera cierra la puerta de la jaula protectora en la que se aprisiona. Porque paradójicamente acaba por sentirse cada vez más incapaz, solo y víctima de una ilusión. La zona de confort creada, un verdadero espejismo, acaba por limitar más aún, puesto que el evitamiento de lo real solo hace aumentar el miedo y la propia necesidad de evitar.

Lo que hace crecer la ilusión del control de las relaciones hace aumentar paralelamente la incapacidad para llevarlas a cabo. Conforme aumentan las relaciones sexuales virtuales se disminuyen las posibilidades de relación satisfactoria con la pareja, por condicionamientos físicos y no solo ya psicológicos. Cuando las relaciones con la pareja, la familia o los amigos se convierten en secundarias, se llega a la inestabilidad conyugal, afectiva, familiar, social, laboral, etc

Terapia para el cibersexo

El modelo de Terapia Breve Estratégica actúa con el cibersexo como con cualquier compulsión basada en el placer. Es decir, prescribiendo la propia perversión de manera ritual (lo que llamamos “ritualizar el ritual”) para cortocircuitarla y erradicarla, siguiendo una antigua estrategia de la sabiduría china que dice que para enderezar una situación primero hay que aprender todas las maneras de retorcerla aun más. Y teniendo muy en cuenta el consejo del célebre Oscar Wilde:“la única manera de librarse de una tentación es caer en ella”, al que solo añadimos “con control”, el control que imprimen las pautas para la ritualización de la propia compulsión.

Infórmate más en Le nuove dipendenze. Riconoscerle, capirle e superarle de Claudette Portelli y Mateo Papantuono y “Perversiones en la red” de Giorgio Nardone.

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