El advenimiento de las nuevas tecnologías también marca una línea divisoria en la adolescencia, considerada como una época de transformaciones corporales tanto en el sentido biológico como en el de los impulsos, que empiezan a hacerse sentir a medida que tiene lugar la maduración sexual (…)
A menudo nos encontramos frente a un adolescente que, al estar hiperprotegido, se enfrenta a un cuerpo en transición y en vía de definición, y con frecuencia no está a la altura de los modelos propuestos por el mundo virtual, con el consiguiente y ulterior incremento de experiencias inadecuadas y de temor al rechazo de los demás.
Eludir la realidad con el sexo solitario
De esta forma, algunos de estos adolescentes tienden a tomar el camino más cómodo y eluden el mundo real en favor del virtual, donde pueden ser lo que quieran y como quieran, en especial con los demás usuarios de la red.
El paso de un uso funcional del mundo virtual para las relaciones, y en especial para la sexualidad, a un uso defensivo puede ser muy rápido y representar una especie de refugio de los riesgos que conlleva la relación real.
Además, si es posible alcanzar la cúspide del placer ahorrándose el esfuerzo de cortejar y entablar una relación, sin tener que correr los riesgos del rechazo y la comparación y sin el menor juicio moral, ¿por qué arriesgarse?
De esta manera, el síndrome del sexo solitario, línea de fuga de la realidad que se teme y se percibe como imposible de gestionar, se puede convertir en una obsesión compulsiva. Y por tanto, en una especie de trampa que funciona mientras da placer, pero que aprisiona desde el mismo momento en que ya no es posible privarse de él.
La persona sube al enemigo al desván y le quita la escalera . Y lo hace a muy temprana edad, según los mismos datos, en este caso italianos (…)
El Homo sapiens se está transformando en Homo technologicus, es decir, en alguien que cada vez está más en simbiosis con la tecnología, en una progresiva confusión entre lo natural y lo artificial (Longo, 2005).