Cuando una pareja pide ayuda para resolver un problema o aliviar un sufrimiento, el primer paso que hay que realizar es el de clarificar el objetivo de la intervención (…), verificando que sea algo en lo que ambos están de acuerdo.
Muchas veces ambos están de cuerdo en la definición del problema, pero no sobre la solución; por otra parte, si la solución no la aceptan ambos, la intervención estratégica en la pareja pierde su sentido. Porque, aunque se pueda tener éxito en lo que respecta a alcanzar el objetivo establecido, este se revelará satisfactorio solo para uno de los dos miembros de la pareja o incluso para ninguno.
¿Terapia conjunta o por separado?
La primera y fundamental fase de tratamiento de una pareja en crisis esta representada, por tanto, por un acuerdo conjunto sobre los cambios a realizar, y si el acuerdo conjunto no sucede, será necesario tratar separadamente a los dos miembros de la pareja. En este último caso, el pronóstico sobre el éxito final ya se revela funesta para la pareja, mientras que podría ser la solución para cada uno por separado, o al menos para uno de los dos.
No debemos nunca olvidar que, a veces, la solución de los problemas o de los sufrimientos presentados no puede realizarse en el interior de la relación, sino solo en su exterior: lo que significa la separación de los dos, al menos temporal (…)
Acordar juntos los objetivos de la ayuda especializada determina tanto la elección de la estrategia terapéutica y del sujeto sobre el que intervenir –si se trabaja con la pareja o solo con uno de los dos– como el objetivo final, que puede ser el de sanar la relación o de conducirla a la ruptura lo menos conflictiva posible.
En muchas ocasiones, la manera más eficaz de conducir una terapia de pareja es intervenir sobre uno solo de los dos sujetos, habitualmente sobre el más colaborador o el que más lamenta la condición de sufrimiento (De Shazer, 1994). Como, por ejemplo, en el caso de la persona traicionada que no puede renunciar a la pareja traidora, o en el caso de la dependencia de la familia de origen o, en las disfunciones sexuales masculinas. En este caso se opta por unas terapia individual para trabajar indirectamente sobre la relación de pareja.