"Coaching estratégico"Terapia Breve EstratégicaTrastornos sexuales y de parejaincapacidad de sentir

Imaginemos, por ejemplo, una joven mujer que empieza una nueva relación con el hombre de sus sueños. Por fin ha encontrado a aquel que parece que encarna todo lo que siempre ha deseado en un hombre y ya se siente fuertemente implicada en la relación. El deseo de que esta relación funcione es tan fuerte que la mujer es incapaz de “sentir” hasta el fondo que de la otra parte no hay el mismo entusiasmo y la misma implicación.

Puesto que lo desea mucho, aún percibiendo la escasa implicación del otro no es capaz de traducirlo como tal y acaba por interpretarlo como “miedo a la relación” o “dificultad en dejarse llevar” o, con el más sublime de los autoengaños femeninos: “no me busca porque está demasiado loco por mí”. Nos encontramos frente a una incapacidad de sentir a causa del placer, que tiene como recaída una incapacidad estratégica en la gestión de la relación. En lugar de ponerse en el rol de quien debería hacerse desear -cosa que podría llevar gradualmente al hombre a dejarse implicar con más fuerza- la mujer es muy apremiante en la relación y literalmente corre el riesgo de hacer que el hombre de sus sueños “se escape”.

Crear de la nada

En este caso, en que la dificultad está en el plano de sentir de manera adecuada, la primera estratagema que hay que utilizar es crear de la nada. Puesto que no podemos saber si la persona “siente” correctamente o no, es decir, cuál es la percepción adecuada respecto a la situación que está viviendo, la intervención ha de ser de descubrimiento, o sea experimental, orientada a desvelar “cómo funciona” la relación. En esta óptica, se invita a la persona a que escoja un como si para que sea una guía operativa de lo que haga y, en virtud de esto, descubrir si sentía correctamente o no. En este caso, la mujer podría decirse:

Cuando él no me telefonea o no me busca como quisiera siento que quizás podría no estar implicado en la relación. Sin embargo, esto podría estar relacionado con su inseguridad o miedo y no necesariamente con nuestra relación. Como no tengo la respuesta a esta duda, me pregunto: ¿qué haría, cómo me comportaría como si estuviese segura de que siento lo correcto cuando siento que él no está bastante implicado?

La lógica del “como si”

La lógica de la maniobra es la de escoger una sola entre las percepciones discordantes de la realidad que la mujer está viviendo y hacer como si fuese correcta. En efecto, no sólo la persona no sabe cuál es la percepción correcta, sino que su columpiarse entre la una y la otra acaba por ofuscar todavía más su capacidad de sentir. Eligiendo de forma voluntaria una única percepción como si fuese la adecuada, por lo tanto, la mujer introduce un cambio en sus propios comportamientos que producirá cambios concretos en la relación y la ayudará a comprender mejor cómo funciona el mecanismo.

Como globos sonda

Es como si se lanzaran globos-sonda que ayudaran a comprender cómo está hecho el territorio. Al comportarse como quien no se siente del todo deseada, de hecho, la mujer empieza a disminuir sus llamadas telefónicas. También a dejar de proponer a su pareja que se vean o que se vayan juntos de vacaciones. Es decir, se coloca en la posición de quien espera ser buscado en lugar de perseguir. Este cambio de actitud, estratégicamente seleccionado en la vía del como si, puede, por lo tanto, producir dos efectos: llevar al hombre a perseguir más a la mujer porque nota que “se aleja”, o guiarlo a separarse a su vez porque realmente no está interesado.

En el primer caso la mujer podrá obtener finalmente el efecto deseado (una mayor implicación del hombre). En el segundo, acabará por descubrir que el otro no está en verdad implicado en la relación y que, por tanto, desgraciadamente, “sentía” correctamente. Llegados a este punto, será libre de decidir cómo actuar de la manera más eficaz, al haber superado la incapacidad de base. Una vez más, vuelve a la mente el imperativo estético de von Foerster: Si quieres ver aprende a actuar

(De “Coaching estratégico. Cómo transformar los límites en recursos”. Roberta Milanese y Paolo Mordazzi. Herder)

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