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Abuso sexual: tratamiento

El problema del incesto y el abuso sexual ha alcanzado proporciones críticas en nuestra sociedad. Ningún terapeuta puede evitar que lleguen a él agresores o víctimas. Ante la necesidad hemos desarrollado un enfoque estándar que intenta asegurar que cese el daño y que las sesiones de terapia sean realmente terapéuticas. El método consta de 16 pasos (…):

Primer paso

El terapeuta reúne a la familia y empieza pidiéndoles a los padres que describan exactamente lo que ha sucedido. Quién le hizo qué a quién, cómo, cuándo, dónde, con qué frecuencia: todo lo que sepan (…) El terapeuta debe sentirse cómodo utilizando un lenguaje explícito, porque es muy importante que no haya lagunas sobre lo que sucedió exactamente.

Por lo general esa es la primera vez que toda la familia habla sobre el abuso (…) Eso es también terapéutico, en el  sentido de que impide que el agresor se cierre en banda. Cuando todo el mundo dice lo que sabe y sabía se genera una tremenda presión colectiva. Al agresor le resulta muy difícil negar lo que hizo (…) Cuando ha habido un incesto ya no se pueden consentir más secretos, porque un secreto puede derivar en otra relación incestuosa. Utilizar un lenguaje muy explícito al abordar los temas ayuda a acabar con los secretos.

Para que las niñas pequeñas representen lo que sucedió se utiliza papel y lápiz. A veces los padres piden que se las excluya de la sesión. Pero si el abuso iba dirigido a ellas lo mejor es insistir en que estén presentes.

Segundo paso

Consiste en que el terapeuta pregunte a cada miembro de la familia en qué se comportó mal el agresor, empezando por éste mismo, al que por lo general le resulta muy difícil responder (…) Entonces el terapeuta pide a los padres que den otras razones. Dirán que fue algo doloroso, violento, una intrusión.

Tercer paso

El terapeuta coincide con ellos pero dice que hay una razón más, muy importante. Estuvo mal el hecho porque provocó un dolor espiritual a la víctima. Según la religión y la cultura de la familia se emplea la expresión “dolor espiritual” o “dolor en el corazón”. La sexualidad y la espiritualidad están relacionadas. Una violación sexual es una violación del espíritu de la persona y está mal principalmente por ello. Es más dañina que un ataque físico como golpear a alguien en la cabeza.

Cuarto paso

El terapeuta dice que un ataque sexual también provoca un dolor espiritual en el agresor (…) El terapeuta dice que también lamenta el dolor del agresor.

Quinto paso

Suele ser espontáneo. Alguien de la familia dice al terapeuta que el agresor y tal vez otros miembros de la familia también sufrieron abusos sexuales por parte de parientes, extraños o amigos de la familia. Por lo general ha habido incesto durante varias generaciones. Es poco frecuente que solo haya una víctima y un agresor.

Sexto paso

El terapeuta demuestra comprensión, y dice que las agresiones también produjeron dolor espiritual en la madre y en otros familiares (…)

Séptimo paso

Pedir al agresor que se arrodille ante la víctima y exprese pesar y arrepentimiento por lo que hizo. Debe hacerlo de rodillas, y de tal modo que todos los presentes vean que es sincero y está verdaderamente arrepentido. El agresor suele resistirse y a veces los padres lo respaldan en sus objeciones. El quiere decir que lo lamenta, pero arrodillarse le parece humillante. El terapeuta dirá que precisamente por eso debe hacerlo.

Si persiste en la negativa el terapeuta dirá que la terapia no puede continuar hasta que él se arrodille y que en realidad habría que informar a la justicia sobre la falta de arrepentimiento real, por lo que el tratamiento tal vez no sea lo más indicado (alternativa de internamiento en reformatorios) (…) (En todos nuestros casos estaba involucrada la Justicia) (…) A veces se necesitan unas cuantas sesiones. La víctima puede perdonarlo si quiere pero no está obligada a hacerlo. No se la debe presionar.

Octavo paso

El terapeuta pide a los otros familiares que se arrodillen frente a la víctima y expresen su arrepentimiento por no haberla protegido (…) Uno de los problemas de las víctimas es que tienden a identificarse con esa condición. Después de las disculpas del agresor la víctima puede dejar la sesión con la sensación de que no es acusada de nada, ni le corresponde ningún castigo. Este es el principio de no tener que verse a sí misma siempre y solo como víctima.

Noveno paso

Discutir con los padres cuáles serían las consecuencias si algo semejante volviera a suceder. El terapeuta estimula al padre a establecer la consecuencia más dura: la expulsión del seno familiar, que por lo general significa el internamiento.

Décimo paso

El terapeuta ve a la víctima a solas y la alienta a hablar sobre el abuso, a expresar sus sentimientos, sus miedos y su dolor. El terapeuta expresa simpatía, pero subraya que cuando a la gente le suceden cosas muy malas desarrolla una especial compasión que la eleva a un nivel existencial más elevado. Pueden sentir más empatía con el dolor ajeno. También puede decir que aunque los hechos parezcan terribles en ese momento lo que sucedió es solo una parte pequeña de la vida (…)

Paso once

El terapeuta empieza a buscar un protector para la víctima. Es un error pensar en la madre. Por lo general en esas familias la madre es muy débil y no puede proteger eficazmente (…) Un tío respetable y responsable o dos abuelas pueden ser muy buenos protectores (…)

Paso doce: reparación del abuso sexual

Es la reparación (…) Se necesita un acto que implique un sacrificio prolongado, beneficioso para la víctima. Aunque la reparación sea más bien simbólica, porque realmente nada compensa la violencia sexual. Por lo general la reparación consiste en que el agresor trabaje y deposite una cantidad estipulada de dinero cada mes en una cuenta especial para sufragar la educación de la víctima, durante un período considerable.

Paso trece

El terapeuta considera actividades para el agresor a fin de orientarlo hacia una vida normal (…)

Paso catorce

Es la restauración del amor. No se puede terminar estas terapias sin restaurar el amor de la madre por el agresor, en la medida en que sea posible (…)

Paso quince

Entraña restaurar la posición del agresor en la familia como protector de los hermanos más jóvenes (…)

Paso dieciséis

El terapeuta ayuda al agresor a perdonarse a sí mismo. A veces esto es muy difícil. Se puede emplear la estrategia de las buenas acciones. Cuando el agresor se obsesione con la idea de lo que ha hecho tiene que realizar alguna acción benefactora para otros.

Durante toda la terapia deben recordarse tres elementos. Uno es el del secreto. El terapeuta tiene que sacar a la luz todos los secretos.

El segundo es descartar la idea de la provocación. En todos estos casos el agresor deja suponer o afirma explícitamente que fue provocado por la víctima, que ella tiene su parte de culpa. El terapeuta tiene que negarse categóricamente a considerar incluso la posibilidad de que haya sido así. Porque aunque haya habido provocación la víctima es la víctima y el agresor el agresor.

El tercer elemento es que el terapeuta tiene que comprender que en la mente del agresor se trató de un idilio. El agresor presenta casi siempre un desorden de pensamiento. De algún modo cree realmente que fue una relación romántica. Aunque haya habido violencia, aun cuando exista una gran disparidad de edades, en su mente vivió un romance con la víctima. Sin comprender esto no se puede ser realmente sensible al agresor ni captar su pensamiento.

(Extraído de aquí)

Imágenes: obras de Picasso del periodo azul.

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