Terapia Ericksonianala enfermera suicida

La enfermera suicida

En Octubre de 1956 fui invitado a pronunciar una alocución sobre el tema de la hipnosis ante una reunión nacional de psiquiatras en el Hospital Estadual de Boston (…)

Di una vuelta  por las salas y vi una pareja de enfermeras charlando. Observé a una de ellas y noté toda su conducta. Cuando terminaron de charlar me acerqué a ella, me presenté y le dije que estaba por dar una conferencia en la reunión sobre hipnosis y si estaría dispuesta a ser mi sujeto hipnótico (…)

“Ella es una suicida”

Fui a decirle entonces al doctor Alex que mi sujeto iba a ser la enfermera Betty. Reaccionó violentamente: “Usted no puede utilizar a esa enfermera. Ha estado en terapia psicoanalítica durante dos años. Es una depresión compensada”. (“Depresión compensada” significa que una persona gravemente deprimida pero que ha resuelto seguir adelante. Por mal que se sienta, por desgraciada que crea ser, cumplirá su tarea). “Y es una suicida”, agregó el doctor Alex. “Ya se ha desprendido de sus joyas. Es huérfana, no tiene hermanos y sus únicas amigas son las otras enfermeras del hospital. Se ha desprendido de sus bienes personales y de gran parte de sus ropas. Ya ha presentado una carta solicitando la renuncia. Después de su renuncia, el día 20, va a suicidarse. No puede utilizarla a ella.”

Lamentablemente, aduje, le pedí a Betty que me prometiera su colaboración y yo, a mi vez, me comprometí con ella. Si ahora me retracto y no la utilizo es muy probable que con su depresión ella considere esto como un rechazo definitivo y decida suicidarse esta misma noche, en lugar de esperar hasta el día 20.” Me afirmé en mi convicción y entonces ellos cedieron.

La conferencia

Le indiqué a Betty en qué sitio del auditorio debía tomar asiento. Pronuncié mi conferencia. Llamé a varios miembros del público para demostrar, aquí y allá, alguna cosita sobre la hipnosis…diversos fenómenos; y luego dije: “Betty, póngase de pie, por favor. Camine lentamente hacia el estrado. Siga hasta situarse directamente frente a mí. No camine demasiado rápido, ni tampoco demasiado lentamente; con cada paso que dé, entre en un trance cada vez más profundo.”

Cuando Betty llegó frente a mí, ya estaba en un profundo trance hipnótico. “¿Dónde se encuentra, Betty?”. “Aquí”, contestó. “¿Qué hay aquí?” (Señala en dirección a un público imaginario). “Nada” […] En otros términos, tenía una alucinación negativa total sobre su entorno. Yo era lo único visible para ella. Mostré entonces la catalepsia y la anestesia de guante (Se pincha la mano).

En el jardín botánico

Luego le dije: “Creo que sería bueno que fuéramos al Jardín Botánico de Boston a hacerle una visita. Podemos hacerlo muy fácilmente”. Expliqué todo lo relativo a la distorsión del sentido del tiempo, de qué manera es posible acortarlo o alargarlo; después dije: “El tiempo se ha alargado y cada segundo dura un día entero“.

Así pues ella alucinó que estaba conmigo en el Jardín Botánico. Le señalé que las plantas anuales estaban muriendo, ya que era el mes de octubre, y también las perennes: las hojas cambiaban de color en este mes del año en Massachusetts. Señalé las matas, arbustos y gajos de diversos árboles, y cómo cada uno de ellos tenía hojas de distinta forma.

Comenté que las plantas perennes volverían a la vida con la llegada de la primavera, en tanto que las anuales deberían ser plantadas de nuevo. Me refería a los árboles, sus capullos, sus clases de frutos, el tipo de semillas y cómo los pájaros comerían los frutos y esparcerían las semillas, que en condiciones favorables brotarían y crecerían hasta ser un nuevo árbol. Examiné cabalmente todo el Jardín Botánico.

En el jardín zoológico

Luego le sugerí que podríamos ir al Jardín Zoológico. Le expliqué que iba a ver una cría de canguro, que presumiblemente estaría en la bolsa de su madre, de modo tal que sería posible verla. Le expliqué que a las crías de canguro se las llama en Australia joeys. Cuando nacen tienen menos de 3 cms de largo; se trepan a la bolsa de la madre y se prenden del pezón. Se produce entonces un cambio orgánico en la boca del bebé canguro de tres centímetros y ya no puede soltar el pezón. Así que mama y mama, y mama, y así crece.

Creo que pasa unos tres meses en la bolsa antes de asomar la cabeza. Miramos a los canguros y vimos que el bebé estaba asomando por la parte superior de la bolsa. También vimos a los tigres y sus cachorros, los leones y sus cachorros, los osos, los monos, los lobos, todos los animales.

En la pajarería

Después fuimos a la pajarera y contemplamos todas las aves que había allí. Comenté sobre la migración de las aves; cómo la golondrina del Ártico pasa allí un breve verano y luego vuela hasta el extremo meridional de Sudamérica…un viaje de más de quince mil kilómetros. La golondrina del Ártico y varias otras aves saben instintivamente trasladarse a miles de kilómetros sin necesidad de brújula…algo que los hombres no pueden hacer […]

En la playa de Boston

Luego le sugerí que en realidad deberíamos salir a caminar hasta la playa de Boston.

Le comenté que la playa de Boston estaba en el mismo sitio que hoy mucho antes de que los puritanos colonizaran Massachusetts; le conté cómo habían disfrutado de ella los indígenas y los primeros colonos. Hoy mismo era un sitio de esparcimiento y solaz, y lo había sido durante innumerables generaciones…y seguiría siendo un lugar de solaz y esparcimiento por un largo futuro.

Le hice contemplar el océano, que estaba muy calmo, pero luego se formaron olas de tormenta, enormes olas, hasta que volvió a recuperar la calma. Hice que viera cómo se producía la pleamar y la bajamar. Luego le sugerí que volviéramos al Hospital Estadual.

Hice unas pocas demostraciones más sobre la hipnosis y le agradecí profundamente en el trance por haberme ayudado tanto… y por haberle enseñado tantas cosas al público. La desperté y volví a agradecerle; después le dije que regresara a su sala de trabajo.

Y Betsy desaparece…

Al día siguiente Betty no se hizo presente en el hospital. sus amigas estaban alarmadas. Fueron a su departamento: no encontraron allí ninguna nota ni señal de Betty, ni siquiera su uniforme de trabajo…solo ropas corrientes. Finalmente se llamó a la policía; el cuerpo de Betty no pudo ser hallado en ningún lado, había desaparecido y se nos acusó al doctor Alex y a mí por su suicidio.

Al año siguiente volví a dar unas conferencias en Boston y tuve que soportar aún muchísimas acusaciones por el suicidio de Betty, lo mismo que el doctor Alex. Cinco años después casi todo el mundo se había olvidado de Betty menos el doctor Alex y yo […]

Años después…aparece la enfermera suicida

Dieciséis años después de aquel día de octubre, en julio de 1972, recibí una llamada de larga distancia desde Florida. Una mujer me dijo: “Probablemente usted no me recuerde, pero yo soy Betty, la enfermera que usted utilizó para una demostración de hipnosis en el Hospital Estadual de Boston en 1956. Hoy se me ocurrió que tal vez a usted le interesara saber qué ocurrió conmigo.¡Cierto!” exclamé yo (Todo el grupo se ríe).

Esa noche, cuando salí del hospital me fui a la Oficina de Reclutamiento Naval y pedí ser incorporada de inmediato al cuerpo de enfermeras de la Marina. Serví allí durante dos períodos de alistamiento. Me dieron la baja en Florida. Conseguí trabajo en el Hospital. Conocí a un Oficial retirado de la Fuerza Aérea y nos casamos. Ahora tengo 5 hijos, y sigo trabajando en el Hospital. Y hoy se me ocurrió la idea de que tal vez usted quisiera saber qué me había sucedido“. Le pregunté si podía comunicárselo al doctor Alex. “Como quiera“, respondió. “A mí me da lo mismo“. Desde entonces hemos mantenido una activa correspondencia.

Explicación

Ahora bien: cuando la hice alucinar el Jardín Botánico, ¿de qué estaba yo hablando? Pautas de vida: la vida hoy, la vida en el futuro; capullos, frutos semillas, las diferentes pautas de cada hoja en cada planta. En el Zoológico volví a repasar con ella las formas de vida: vida joven, vida madura, las maravillas de la vida, las pautas de migración de las aves. Y luego fuimos a la playa, donde incontables generaciones pasadas habían encontrado solaz, donde lo encontrarían incontables generaciones futuras y donde encontraba solaz la generación actual. Y los misterios del océano: la migración de las ballenas, la de las tortugas marinas, que, como la de las aves, es fascinante, aunque el hombre no ha llegado a comprenderla.

Le nombre todas las cosas por las que vale la pena vivir. Ya nadie se enteró de que estaba haciendo psicoterapia salvo yo. El público escuchó todo lo que dije, pero pensó que estaba demostrando simplemente las distorsiones temporales, las alucinaciones visuales y auditivas. Pensaron que estaba haciendo una demostración de fenómenos hipnóticos. En ningún momento advirtieron que yo estaba practicando psicoterapia deliberadamente.

Fuente de la información

La información ha sido extraido del libro “Un seminario didáctico con Milton H. Erickson” de Milton Erickson

(Extraído de aquí)

 

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