¿En qué difiere la sugestión de la hipnosis?
Hipnosis
En la hipnosis tenemos una alteración reproducible y mensurable del modo de percibir del sujeto e incluso variaciones de sus respuestas; es decir, podemos reproducir las condiciones que provocan esa alteración y medir las ondas electroencefálicas durante el estado hipnótico.
Sugestión
En este estado esto no ocurre: no hay alteración de las ondas electroencefalográficas ni existe un procedimiento estándar para inducir el estado de sugestión.
¿La una sin la otra?
El estudio de la hipnosis según los criterios compartidos por el mundo científico permitió a un renombrado profesor de la Universidad de Stanford, Ernest R. Hilgard, establecer una escala rigurosa de sugestionabilidad hipnótica. Así, observamos que Hilgard utiliza el término sugestionabilidad y, en realidad, esta es la clave para resolver el dilema, ya que es la sugestión la que crea la hipnosis. Así pues, ¿qué ocurre durante una inducción al trance sino el hecho de que a través de un procedimiento sugestivo el hipnotizador conduce al sujeto al estado alterado de conciencia que es la hipnosis? Sin comunicación sugestiva y sugestionabilidad del sujeto el fenómeno, simplemente, no se produce. Y no solo eso, una vez que se ha producido el estado hipnótico, si queremos provocar determinadas sensaciones en la persona hipnotizada, tenemos que volver a utilizar sugestiones, esto es, fórmulas lingüísticas evocadoras de lo que se pretende producir del sujeto.
El vehículo
Por lo tanto, la comunicación que crea la sugestión es a la vez el vehículo para inducir el trance y lo que nos permite dar indicaciones dentro del estado alterado de conciencia en el que la perceptividad del sujeto está aumentada y más abierta a las sensaciones. Resumiendo, también la hipnosis precisa de la sugestionabilidad para producirse, mientras que los fenómenos sugestivos son independientes de la hipnosis y pueden darse sin que el sujeto se encuentre en ese estado alterado de conciencia.