Aforismos de Schopenhauer:
Algunas personas pueden despreciar un bien desde el momento en que no lo tienen; otras, en cambio, tan sólo cuando lo tienen. Estas últimas son más desdichadas y nobles.
Cuando el egoísmo – ya sea en forma de alegría, de júbilo, de concupiscencia, de esperanza, o bien en forma de dolor rabioso, de disgusto, de cólera, de miedo, de desconfianza, de celos de toda índole – te ha llenado y se ha apoderado completamente de ti, estás en las garras del diablo, y da igual cómo. – Lo que hace falta es que te apresures a salir de ahí, y también en esto da igual cómo.
Os quejáis de la huida del tiempo; no huiría de un modo tan imparable si en él hubiera algo merecedor de demorarse en ello.
Solo podemos ser realmente nosotros mismos cuando estamos solos.
El destino baraja las cartas pero nosotros nos lo jugamos.
Cuando uno está solo arriba y los otros no pueden subir, tiene que rebajarse a ellos si no le gusta estar solo.
No he dicho todavía mi última palabra sobre las mujeres. Creo que cuando una mujer logra sutraerse a la masa, es decir, sobresalir por encima de ella, es capaz de engrandecerse ilimitadamente y más que los propios hombres.
La filosofía ha ensayado soluciones inútilmente durante tanto tiempo porque buscaba por el sendero de la ciencia en vez de buscar por el camino del arte.
Se dice que la maldad se expía en aquel mundo; pero la estupidez se expía en éste.
El sendero de nuestra vida…
El sendero de nuestra vida es como un mosaico, no podemos reconocerlo ni juzgarlo hasta estar a una cierta distancia de él.
La vida es un juego en el que la apuesta es el cuerpo, un cuerpo que ha de morir y desaparecer. De nosotros depende que juguemos por esa apuesta – es decir, que queramos saborear las alegrías y sufrimientos de la vida – o bien que dejemos en paz la apuesta y sólo aguardemos a librarnos de la mesa de juego.
La muerte es la separación de la voluntad del intelecto.
Desde ese punto de vista, habría que ver nuestra vida como algo prestado por la muerte: el sueño sería entonces el interés diario de dicho préstamo.
Dígase lo que se diga, el instante más feliz de las personas felices es el de dormirse, y el más infeliz de las infelices, el de despertarse.
Arthur Schopenhauer
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