Es indudable que todo psicoterapeuta bienintencionado está alerta durante las primeras sesiones a cualquier indicador de que la terapia va por buen camino y funciona.
Estos primeros signos de mejoría, que son causa de gozo en el terapeuta, no son siempre advertidos ni tampoco disfrutados necesariamente por el paciente.
En muchos casos, el temor a estar simplemente imaginando una mejoría o a una recaída terrible empujan a esta “ceguera” que incluso a veces puede provocar una tristeza defensiva que dure de una sesión a la siguiente.
En estos casos, un “desde luego, no hay que fiarse, mejor ir despacio, no nos interesa correr tanto que nos estrellemos” siempre tranquiliza y coloca al paciente en una posición donde puede decidir a salvo si explorar curioso este nuevo territorio, donde se empieza ya a ser otro, o permanecer aún en la protectora oscuridad.
A partir de aquí, exista esta primera cautela o no, observar los primeros paseos por territorio desconocido y prometedor son una de las principales razones por las que un psicólogo, en mi opinión, continua siéndolo año tras año.
Un recopilatorio de frases que indican que el paciente mejora y explora nuevas posibilidades
- Este fin de semana recordé lo que me dijiste y llamé a unos amigos para salir y no quedarme en casa de nuevo
- He estado más tranquila estas dos semanas…ningún momento de pánico y tal…pero creo que se debe a que no me han pasado cosas negativas que me hayan perturbado, ¿no? puede ser casualidad, ¿no?
- Me encuentro muy mal (una persona muy deprimida), he empezado a dar paseos y salir con una amiga pero ahora siento mucho miedo a lo que piensen de mi los demás (el paso de la renuncia total de la depresión al miedo es muy buena señal)
- (Una agorafóbica) Me senté en un banco después de volver del paseo y sentí tanto placer en mirar a una bolsa de basura que giraba y giraba con el viento que me eché a llorar (por primera vez la ausencia de miedo puede permitirle poner la mirada fuera y disfrutar con una pequeña cosa del mundo exterior)
Más signos de mejoría:
- Creo que todo lo que te conté sobre la gente no es exacto…quiero decir que creo que soy yo que soy muy insegura…son los demás pero también creo que soy yo…¿no? ¿puedes ayudarme con eso?
- Casi preferiría que estos cambios que estoy notando no se estuviesen produciendo…imagínate, llevo dieciocho años de terapias y pastillas sin la más mínima mejoría…y ahora solo con ésto que estoy haciendo ya mejoro…siento muchísima rabia…ese médico que me dijo que lo mío era para siempre…dieciocho años…
- Estuve en la cena comiendo tranquila por primera vez…pensé “me como lo que me apetezca y ya está”…aunque aún confundo lo que me apetece con lo que debo comer…hablaba más y la verdad es que me divertí incluso
- Esta vez he dejado las cosas estar…toda mi energía intacta…”vencer sin combatir“…no sé si lo podré mantener, pero estaría bien que lo consiguiese siempre…porque no puedo hacer nada por ellos…
- He continuado haciendo mis rituales estas dos semanas…pero ya no me gustan tanto…¡me lo estás fastidiando!
- Tengo que disculparme contigo, no he hecho el ejercicio de mirarme al espejo para hacerme el chequeo nada más que dos o tres veces esta vez, lo siento mucho…qué vergüenza...(Le pregunto yo:) ¿y tu miedo a tener una grave enfermedad ha aumentado o disminuido?….no, no, se me ha ido de la cabeza, es que ya no entiendo qué era exactamente lo que me preocupaba ni por qué me preocupaba tanto…por eso no me he acordado de hacer el ejercicio, se me olvidaba…perdona…
Y después…
Escuchados estos signos de mejoría, horas después de haber entrado en la consulta, el psicoterapeuta vuelve a pisar la calle, se coloca la bufanda y mientras se enreda en las bolsas movidas por el viento recuerda:
“El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes sino en verlo todo con nuevos ojos”
Proust