Las fases de Walker que describen el ciclo de la violencia describen la ciclicidad de los comportamientos violentos, sobre todo de las explosiones físicas, en el interior de una relación ya creada.
Pero ¿qué sucede antes? ¿Es posible trazar una panorámica del escenario precedente?
En otras palabras, ¿cómo puede uno llegar a involucrarse en una relación así?
¿Es posible indicar un momento en el que claramente el maltratador se quita la máscara, mostrando el que realmente es?
Entrevistando a un grupo de mujeres que están viviendo relaciones de maltrato ha sido posible delinear una dinámica de desarrollo de las relaciones, analizándolas desde el principio, que he subdividido por comodidad descriptiva en fases.
Las fases del maltrato
Las primeras fases de este modelo son: la caza, el cortejo, la fase del encantamiento (o enamoramiento) y la rotura del encanto (sufrimiento). Sucesivamente, en base a la modalidad de equilibrios que creen el maltratador y la víctima, el camino se dividirá en rebelión de la víctima, sumisión y trinchera.
El desarrollo y la duración de las fases están determinadas por diversos factores, entre los cuales las soluciones intentadas de los dos protagonistas, es decir, por sus intentos de gestionar el malestar y las modalidades recíprocas de equilibrar las relaciones (…)
La fase de caza es llamada así para subrayar el aspecto depredador del maltratador, puesto en evidencia de manera acorde en toda la bibliografía consultada.
“El maltratador es un depredador”
Cada depredador desarrolla un estilo de caza del todo particular, en sintonía con la propia estructura de su personalidad. Pero atención: la depredación se refiere a la necesidad de conquistar a su víctima. Aunque es verdad, como subraya Bancroft, que la mayor parte de los maltratadores no comienza una relación con la finalidad consciente de abusar de su pareja.
Estas personas se ven empujadas por la necesidad de la conquista de un territorio físico (que a menudo lo constituye la casa) y relacional (la pareja y/o los hijos) sobre los que ejercer el propio control. El maltrato es algo que se inicia progresivamente y y más o menos velozmente, pero con el tiempo. También el maltratador desea realizar sus sueños de una pareja y una familia feliz, el maltrato relacional es algo que se desarrolla después.
La fase de caza
He identificado el momento del cambio comportamental en la fase de la rotura del encanto. Veremos cómo y por qué. La fase de caza corresponde a la fase más social del maltratador. Aquella en la que está obligado a frecuentar lugares (su territorio de caza) para identificar a la víctima. Algunos hombres son socialmente muy hábiles, como en el caso de los narcisistas. Para ellos moverse por su territorio es algo espontáneo, natural, placentero. Pero para otros perfiles, por ejemplo para el obsesivo o para el paranoico, moverse entre la gente puede ser fatigoso.
No es casualidad que muchos obsesivos “cacen” a través del chat (Nota: el chat permite realizar una preselección de las potenciales candidatas. Mediante este instrumento es posible mantener diversas conversaciones contemporáneamente y elegir de entre ellas solo a las mujeres que mejor se correspondan a sus propios deseos.
Permite también presentarse modificando algunos aspectos del Yo, convirtiéndose en mejores, aspecto no indiferente para quien posee escasas habilidades sociales). Después, una vez capturada emotivamente la víctima el maltratador tenderá a reducir la vida social, recluyéndose en casa o frecuentando solo un grupo estrecho o seleccionado de personas.
La fase de cortejo
Una vez identificada una potencial víctima, se entra en la segunda fase, que se corresponde con algo que todos conocemos bien: el cortejo.
Todo maltratador se caracteriza por un estilo de cortejo particular, determinado además de por su habilidad como seductor por su estructura de personalidad.
El estilo de cortejo es el anzuelo comunicativo lanzado para ver quién responde. La comparación no es de las más acertadas, pero explica bien lo que sucede: para cada pez que quiero pescar debo preparar el cebo adecuado. Y el maltratador a menudo es un pescador hábil, dotado de una buena dosis de psicología ingenua, conseguida con años de experiencia.
Es experiencia común de todas las mujeres entrevistadas afirmar que al inicio de la relación su compañero era extremadamente fascinante. De hecho, es en ese momento cuando el maltratador juega sus mejores cartas, las necesarias para convencer de que él es la persona adecuada (…)
Es en esta fase cuando el maltratador sugestiona a la víctima con su promesa y la ilusiona de que entre ambos puede haber un intercambio afectivo. Su comportamiento y su comunicación se orientan a la finalidad de crear en la mente de la víctima elegida la ilusión de un escenario amoroso que sea compatible con los deseos de la víctima. Él encarna la expectativa (…)
La personalidad infantil tendrá más probabilidades de ligarse en este tipo de relaciones, con una mayor dificultad de salir a causa de sus características principales: la dependencia relacional y el miedo. Está destinada, lamentablemente, a sufrir más.
Continuará…
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