Los factores familiares que pueden llevar a la génesis de la hipocondría son tres:

la educación hipocondríaca,
la educación hiperprotectora,
la vivencia de experiencias traumáticas de enfermedades o de luto de familiares durante la infancia y la adolescencia.

La educación hipocondríaca

La educación hipocondríaca se puede definir como un guion familiar educativo basado en el miedo a las enfermedades. El miedo, como muchas otras cosas, se aprende en familia. Los padres transmiten una ansiedad excesiva en relación a todo lo que representa un posible problema de salud. Y esto llevará a los hijos a sensibilizarse intensamente respecto a las enfermedades.

Ejemplos típicos de educación hipocondríaca la representan aquellos padres que desde pequeños inculcan en los hijos el miedo a que un resfriado se pueda transformar en una pulmonía incurable. Los padres que transforman la casa en una sala de enfermedades infecciosas (…) Son los padres que se recuestan en la cama al primer mareo por miedo a desmayarse. Los padres que ante los hijos no se atreven a nombrar algunos términos tabú (por ejemplo enfermedad, tumor, fiebre, cementerio) (…)

También son los padres que enumeran y evocan obsesivamente a la prole los antepasados muertos por enfermedades, tumores, infartos. Son aquellos que dirigen involuntariamente la atención de los hijos sobre el corazón porque se miden constantemente la tensión o viven en la pesadilla de un infarto inminente. O aquellos que por miedo a las infecciones o tumores intestinales adoptan e imponen a los hijos estilos alimenticios ortoréxicos para impedir contaminaciones, malestares intestinales, diarreas, vómitos (…).

Son los padres que transmiten a los hijos el miedo a la muerte como si fuese un evento sobrenatural a evitar ¡a toda costa!

Todo lo dicho vale también si el comportamiento modelo es el de abuelos, tíos, parientes o cualquier figura, familiar o no, que tenga que ver con la educación de los niños.

Lo que, de hecho, se observa en la práctica clínica es que este tipo de educación es trigeneracional. Es decir, se transmite de abuelos a nietos, de padres a hijos, de hijos a nietos, etc. (…)

La educación hiperprotectora

Es el estilo educativo de rango superior respecto al hipocondríaco. El estilo hiperprotector tiene menos que ver de manera directa con el miedo a las enfermedades porque está focalizado sobre todos los miedos en general. Los hijos en este caso son seres frágiles que hay que proteger y ayudar. El padre hiperprotector está ansiosamente presente, lo sustituye, ayuda, tiene miedo por la seguridad de los hijos y les transmite todo esto.

Debido a que casi todos los miedos se aprenden también por imitación, este clima educativo tendrá a la larga el efecto de producir inseguridad, ansiedad generalizada. Y sensación constante de alarma en relación a estímulos del ambiente externo o del ambiente interno. De hecho, está ampliamente demostrada la correlación entre guiones educativos hiperprotectores y la génesis de trastornos fóbicos. Así que también un clima educativo no declaradamente fóbico respecto a las enfermedades pero sí fóbico en general, puede estructurar miedos hipocondríacos.

La vivencia de experiencias traumáticas en la génesis de la hipocondría

Las experiencias traumáticas de

enfermedad e ingresos vividos en primera persona y
las experiencias en las que se ha presenciado la enfermedad o la muerte de padres, familiares o parientes por enfermedad,

tienen un rol evolutivo importante (…) en la génesis de la hipocondría.

Todo lo que hace sufrir durante la edad evolutiva, en lugar de fortalecer y templar mente y cuerpo, como querría el sentido común, se convierte frecuentemente en un factor de vulnerabilidad en los problemas de ansiedad, depresión y otras formas de sufrimiento psicológico.