Sistema perceptivo reactivo y soluciones intentadas
Este trabajo ha logrado identificar distintos modelos rígidos de interacción entre el sujeto y su realidad convertidos en adquiridos, espontáneos e involuntarios. Son los sistemas perceptivos-reactivos, caracterizados por una serie de soluciones intentadas aplicadas para resolver el problema si bien en realidad lo alimentan.
Por lo tanto, el modelo estratégico evolucionado se sitúa más allá de las clasificaciones puramente descriptivas de la psiquiatría y de la psicología clínica, en favor de una categorización de los problemas humanos de tipo “operativo”. El terapeuta trata de comprender cómo funciona el problema y cómo es posible hacer que funcione mejor, omitiendo sus presuntas causas.
El problem solving
Desde el punto de vista práctico, el psicoterapeuta estratégico se sirve de una serie de tácticas flexibles y de instrumentos que puedan adaptarse a los diferentes pacientes y a los diversos problemas en tratamiento. Corrigiendo y ajustando de manera gradual el modelo de intervención basándose en los efectos observados durante el proceso de problem solving.
Desarrollado a partir de un enfoque epistemológico de tipo constructivista, este modelo privilegia la idea de que los seres humanos construyen su comportamiento basándose en sus percepciones. Estas percepciones están basadas a su vez en la experiencia vivida o imaginada.
La experiencia emocional correctiva
Una intervención orientada al cambio de una situación debe procurar una experiencia distinta en la percepción de la realidad que se ha de cambiar. Como diría Alexander (1946), una experiencia emocional correctiva.
Esto abre la vía a diferentes reacciones que, si se consolidan, conducen a la persona a un cambio efectivo de la percepción de la realidad. Produciendo también, como consecuencia, un cambio a nivel emocional, cognitivo y comportamental.
La lógica no ordinaria
Para ello, la Terapia Breve Estratégica utiliza estratagemas de intervención alternativas que siguen lógicas no ordinarias y que guían al paciente a poner en duda y, por tanto, a cambiar sus rígidas percepciones y acciones.
Este proceso permite que la persona redescubra sus propios recursos, hasta aquel momento bloqueados en el círculo vicioso de la interacción entre intentos de solución fracasados y persistencia del problema.