"Pienso, luego sufro"Duda patológica y obsesionesTerapia Breve EstratégicaPensar demasiado

“La vida es toda una serie de problemas que deben ser resueltos, cuanto mayores sean las competencias adquiridas más complejos serán los problemas a los que hay que encontrar solución”
Karl Kopper

LA PERVERSIÓN DE LA RAZÓN
Piensa más allá de lo pensable

Paradójicamente, cuanto más evoluciona el hombre más se complica la vida (…) El hombre moderno tiende a utilizar, hasta llegar a excesos patológicos, aquellos procedimientos de rigor lógico que, bien empleados, permiten por una parte resolver la mayoría de los problemas y por otra plantearse preguntas que lo conducen hacia dominios de saber imposibles, como el siguiente enunciado: Piensa el pensamiento que te piensa en el que nunca has pensado pensar. Si el lector se deja arrastrar por el intento de resolver racionalmente este rompecabezas, acabará en un abismo de pensamientos sin vía de salida.

Una duda muy frecuente entre los hombres jóvenes, por ejemplo, es la relacionada con las tendencias sexuales: ¿Soy heterosexual, homosexual o bisexual?. Evidentemente la respuesta a esta pregunta se encuentra en las sensaciones del individuo y no en los razonamientos. Pero si trato de estudiar y controlar mis reacciones ante diferentes estímulos eróticos, por ejemplo, mientras miro a una mujer guapa o mientras miro a un hombre guapo, intentando controlar lo que siento, inevitablemento mi intento de controlar de modo voluntario lo que debería  sentir de forma espontánea altera mis percepciones: las sensaciones estarán influidas por la interacción entre la mente y los sentidos.Se desencadena así un fenómeno perceptivo y cognitivo definitivamente confuso, por lo que el intento de aclarar las propias tendencias sexuales naturales arroja sombras siniestras y alimenta las dudas (…)

En los casos más extremos, estos sujetos llegan a perder el contacto concreto con la realidad, constantemente turbados por las dudas sobre su identidad sexual. Tenemos, en este caso, la tipología de la duda que conduce a buscar la verdad no solo a través de razonamientos, sino también mediante experimentaciones concretas. Podríamos decir que se aplica al pie de la letra el método empírico experimental que, si en la investigación científica desarrolla la función de verificación de las hipótesis, aquí se convierte en la pala utilizada para cavarse la fosa bajo los propios pies (…)

HIPERRACIONALIZACIÓN
Debo estar absolutamente seguro antes de actuar

Una segunda tipología aparentemente menos infausta que la precedente la representan las personas que, en virtud de la duda sobre lo que es justo o erróneo hacer, no logran actuar (…) El sujeto, poniendo constantemente en duda la validez de toda premisa, se convierte en náufrago del relativismo, incapaz de cualquier logro y decisión (…) Esta tipología de la duda patológica puede expresarse tanto al analizar algo en la búsqueda de una explicación exhaustiva, dando así vida a especulaciones cada vez más enmarañadas, como ante una decisión que debe tomarse o un comportamiento que hay que mantener: al buscar continuamente lo inequívocamente justo, se llega de modo inevitable al bloqueo de la acción.

EL INQUISIDOR INTERIOR
En cualquier caso eres culpable

Una de las variantes más padecidas de duda patológica, es la que se origina en los sentimientos de culpa, reales o imaginarios, que el sujeto se atribuye, como si un inquisidor lo sujetase constantemente a sus culpas, pasadas o futuras. El inquisidor interior tortura a la persona hasta arrancarle la confesión de un delito perpetrado o de uno que podría desear o tener la intención de perpetrar, una especie de Torquemada moderno que tortura al sospechoso de herejía o brujería hasta llevarlo a ceder y a admitir las culpas aunque no se hayan cometido. No es por azar que cuando este trastorno se propaga de manera invasiva el riesgo de suicidio aumenta: ese acto extremo se vive como una auténtica liberación de los tormentos.

Desde la celda ve que están construyendo un patíbulo en el patio. Está convencido de que es para él. Durante la noche logra escapar de la celda, corre hacia el patio, sube al patíbulo y se ahorca él mismo.

EL SABOTEADOR INTERIOR
De todos modos te equivocas

Otra forma de duda patológica es la representada por el sentirse “equivocado”: hagas lo que hagas de todos modos estás en un error. El filósofo S. Kierkegarrd nos ofrece una espléndida muestra:

Cásate y te arrepentirás, no te cases y también te arrepentirás; casarse o no casarse, te arrepentirás de todos modos; te cases o no te cases, lo lamentarás. Ríete de las absurdidades del mundo y te arrepentirás; llora por las absurdidades del mundo y te arrepentirás; te rías o llores te arrepentirás igualmente; tanto si te ríes de ellas o bien llores por ellas lo lamentarás de todos modos. Confía en una muchacha y te arrepentirás; no le des confianza y te arrepentirás igualmente; le des o no le des confianza te arrepentirás en ambos casos; tanto si le das confianza como si no se la das lo lamentarás.  Ahórcate y te arrepentirás; no te ahorques y te arrepentirás, te ahorques o no te ahorques, lo lamentarás; tanto si te ahorcas como si no lo haces, lo lamentarás de todos modos.

De nuevo la matriz de la dinámica patológica es la búsqueda incesante de seguridad, que conduce inevitablemente a una constante inseguridad. Son raras las situaciones en la vida en las que puede alcanzarse la certeza de haber actuado del mejor modo posible. Además, el saboteador interior, incluso ante una acción de éxito destaca que podría haberse comportado aún mejor o habría podido actuar antes, induciendo de todos modos a una insatisfacción (…) El error diagnóstico más frecuente es el de etiquetar a estos individuos como deprimidos (…)

EL PERSEGUIDOR INTERIOR
De todas formas no estás a la altura

Por lo general esta tipología de trastorno ataca a personas que ejercen funciones de responsabilidad, torturándolas sobre el hecho de no estar a la altura y sobre el futuro desmoronamiento, que mostrará a todos su real incapacidad y fragilidad; o puede atacar a personas efectivamente inseguras, sometiéndolas a la constante picota de la incapacidad de hacer frente incluso a situaciones de escasa responsabilidad (…) La duda surge con la pregunta : ¿Seré capaz de hacer esto? ¿Estaré a la altura de enfrentarme a aquella situación? ¿Puedo llevar a cabo mi misión sin derrumbarme?

Es evidente que estos interrogantes ponen al sujeto en un estado de tensión e incertidumbre continuas, pero el verdadero bucle patológico se provoca cuando el sujeto intenta salir de su estado recurriendo a la razón, buscando pruebas racionales para superar la duda irracional. Como en los demás casos, los dilemas de naturaleza emotiva son alimentados por la voluntad de silenciarlos a través de la razón: la repetición de esta dinámica es la responsable de la estructuración del trastorno.

DELEGACIÓN PATOLÓGICA
De todos modos debes delegar en quien es mejor que tú

Es el caso de exasperación de la delegación, de las responsabilidades de las propias elecciones cedidas a los demás considerados más capaces, a causa de un sentido de incapacidad o de inseguridad a la hora de elegir. Las personas de este tipo están constantemente ansiosas e incluso entran en crisis ante las decisiones más sencillas, encontrando en la delegación la tranquilizadora vía de salida.

(De Pienso, luego sufro. Cuando pensar demasiado hace daño. Giorgio Nardone, Giulio De Santis. Paidos contextos)
Imágenes: fotogramas de la película “Minority Report”

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