5 INICIOS PARA EL TOC
En el proceso de formación e inicio del TOC se pueden observar ciertas regularidades en el modo en el cual se estructura. Al mismo tiempo se revelan motivaciones diferentes que inician las reacciones y el círculo vicioso de la patología. En la dilatada investigación-intervención conducida sobre esta patología por el autor y sus colaboradores en el plazo de 25 años sobre unos 20000 casos tratados, se han llegado a precisar 5 tipologías fundamentales de motivaciones que activan acciones y pensamientos compulsivos (INICIOS PARA EL TOC):
LA DUDA QUE INICIA LA NECESIDAD DE RESPUESTAS TRANQUILIZADORAS
Esta primera patología emerge de una duda a la cual respondo poniendo en práctica una serie de acciones o pensamientos que en mi mente funcionan. Y por tal motivo las repito hasta que se instalan como compulsiones irrefrenables.
Se trata, por ejemplo, de la duda de infectarse o contagiarse de una enfermedad mediante el contacto con un agente externo. Este interrogante inicia la necesidad de buscar respuestas absolutas y tranquilizadoras: debo prevenir como sea la infección. O, si esto no es posible, debo activar la modalidad de desinfección, como remedio a lo que ha sucedido.
La dinámica surge de una duda que inicia un sistema de razonables protecciones, preventivas o reparatorias. Y por exasperación se convierten en la prisión obsesiva-compulsiva.
RITUALIDAD QUE DERIVA DEL EXCESO DE RIGIDEZ IDELÓGICA O EN EL RESPETO DE UNA MORALIDAD O EN LA CREENCIA SUPERSTICIOSA
Por ejemplo, temo haber cometido un pecado, debo rezar para expiar la culpa y hacerme perdonar. Es un ritual reparatorio claramente ligado a una forma de religiosidad punitiva.
O bien me obligo a renunciar a cualquier cosa que me gusta para resistir a las tentaciones. Pero como es muy difícil ,me impongo un ritual preventivo, como lavarme con agua fría cada vez que siento el impulso erótico para bloquearlo.
EXASPERACIÓN DE PROCESOS DE RAZONAMIENTOS RACIONALES HASTA CONVERTIRLOS DEL TODO EN IRRAZONABLES
Por ejemplo, antes de tomar una decisión debo analizar todas las posibilidades. De otra manera me arriesgo a equivocarme. Y esto es razonable.
Pero si aplico este criterio lógico al extremo, se transforma en la incapacidad de tomar cualquier decisión rápidamente. Cuando estoy de frente a situaciones que requieren una respuesta inmediata debo primero analizar compulsivamente todas las variabiles.
Tal proceso conduce al cortocircuito: cuanto más trato de encontrar seguridad, menos la encuentro. El intento de prevenir los errores se transforma en la incapacidad de actuar.
Es el caso frecuente del cirujano que, como rito propiciatorio, antes de entrar en la sala de operaciones, poniendo en marcha los correctos procedimientos de lavado, higienización y vestimenta, controla hasta la exasperación que todo se haga exactamente en el mismo modo. Entrando en crisis incluso por la más pequeña variante en el ritual. (…)
Por ejemplo, un comercial convencido de haber cometido un error controla repetidamente sus documentos. Y repite hasta la exasperación los cálculos hasta bloquearse.
LA PATOLOGÍA SE INICIA POR ACTOS DE SANA PREVENCIÓN CONDUCIDOS AL EXTREMO: LA PREVENCIÓN SE TRANSFORMA EN FOBIA
Por ejemplo, una madre atenta a la salud de su hijo que termina por no permitirle exponerse nunca a situaciones que considera peligrosas.
Si por una parte es positivo, por otra puede transformarse en una burbuja protectora. Por ejemplo cuando nadie puede acercarse al niño porque es posible portador de infecciones, cuando se evitan los animales, cuando se teme el mínimo cambio de temperatura o la exposición al viento o al sol. (…)
También aquí existen muchas variantes de tipo preventivo, reparatorio o propiciatorio.
EFECTO DE UNA EXPERIENCIA TRAUMÁTICA
Para defenderse de lo que el trauma ha producido, el sujeto desarrolla una serie de pensamientos o comportamientos sedativos o inmunizantes. Es un caso frecuente en las mujeres víctimas de abuso: después del evento traumático, llega a casa, se lava de manera exasperada como si así pudiese hacer desaparecer también lo ocurrido.
Lamentablemente, esta modalidad tiende a estructurarse como compulsiones irrefrenables cada vez que en la vida de la mujer se presenta cualquier cosa que pueda ser asociada a la primera terrible experiencia.
Es suficiente la mirada de un hombre o la sensación de atraer a una persona para que la mujer se vea empujada a poner en marcha el ritual de purificación. Lo que hace el rito es que, en su ejecución, la ansiedad y la angustia asociadas a la sensación de suciedad se ven aliviadas por el lavado compulsivo. Y este acaba por invalidar la vida personal y relacional del sujeto.
(De “Ossessioni, compulsioni, manie“. Giorgio Nardone con Claudette Portelli. Ponte alle Grazie)